viernes, 30 de mayo de 2014

El bozal misionero/VenEconomía viernes 30may14

Por: VenEconomía
Maduro y su corte en vez de rectificar en su ruta destructiva, no se le ocurre otra cosa que seguir profundizando el desastre inventando paliativos para tratar de rescatar el apoyo del sector de la población que se le ha ido de las manos con la crisis de escasez y altos precios de servicios, bienes y productos.


El martes 27 de mayo, anunció que con sus poderes habilitantes promulgará la “Ley Orgánica del Sistema Nacional de Misiones y Grandes Misiones para proteger al pueblo”, y que junio sería el “mes del sistema nacional de misiones para lanzar, relanzar y ampliarlas”.

Cabe recordar que Hugo Chávez desde 2002, en momentos cuando comenzó a surgir el descontento en un amplio sector de la población por el rumbo que tomaba el gobierno y se solicitaba un referendo revocatorio su mandato, se abocó a crear los llamados “programas sociales”, bajo la guía de los Castro.

Estos programas, que se lanzaron con la oferta de repartir la renta petrolera para mejorar la situación económica y social de la población, no solo birlan las competencias que la Constitución Nacional asigna a ministerios y organismos del Estado sino que los primeros cuatro años se financiaban con recursos extra presupuestarios. Con ello se esquivó impunemente la Ley de la Administración Pública, que obliga a todo organismo del Estado presentar un presupuesto para todo proyecto que acomete, y le permitieron a Hugo Chávez manejar ingentes sumas de dinero en paralelo con el Presupuesto de la Nación, ejecutados a dedo sin control abriendo todo un caudal de corrupción, entre ellos: el llamado Plan Bolívar, donde se perdieron millones de bolívares provenientes del Fondo Único Social y del Fondo Intergubernamental para la Descentralización (FIDES) y PDVAL, donde se pudrieron toneladas de alimentos importados.

Luego, tratando de corregir un poco la ilegalidad, en 2007 comenzaron a incluirse las misiones en el Presupuesto Público Nacional, pero su principal fuente de financiamiento viene por la vía de créditos extraordinarios aprobados a dedo, sin análisis ni discusión, por la bancada parlamentaria del oficialismo. Y la falta de controles aún persiste.

Solo para hacerse una idea del inmenso foso de desagüe que se ha cavado con estos programas, basta saber que durante la era de Chávez se crearon unas 30 misiones, entre las que se cuentan: Barrio Adentro y Misión Milagro, que asume competencias que debería corresponder al Ministerio de Salud y Asistencia Social, y que ha sido un pilar para la penetración del castrismo en el país. Mercal, que toma roles del Ministerio de Alimentación y que no se ha salvado del flagelo de la escasez. Las misiones Sucre, Robinson y Ribas, paralelos al Ministerio de Educación. Y, las misiones banderas de los últimos dos años del gobierno de Chávez, Vivienda y Gran Vivienda Venezuela, con las que se ha transformado el urbanismo de las ciudades, creando sin ningún tipo de planificación ni organización, ni programas de reinserción social barrios verticales, con viviendas de alto riesgo físico, que ya registran altos índices de inseguridad.

Ahora, en este año de Maduro, ha sido aún peor, pues entre las siete misiones que ha creado se encuentran absurdos como: la Misión de la felicidad, la de “Eficiencia o nada, para combatir la burocracia; Jóvenes de la Patria, cuando existe un Ministerio de la Juventud, a quien le compete desarrollar y ejecutar los programas para este sector poblacional; Misión Transporte, que se superpone al Ministerio de Transporte, y a través de la cual el gobierno financiará a “ los transportistas para que adquieran nuevas flotas”, y hasta una misión Nevado para la protección de los animales domésticos tiene ya.

La realidad es que a punta de las misiones, se ha segmentado a la población, poniéndole a cada sector beneficiado un gran bozal con las dádivas del Estado mientras le ha rendido por años jugosos frutos electorales y apoyo clientelar a la revolución.

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