jueves, 28 de octubre de 2010

La clase obrera no quiere estatismo//Simón Boccanegra 28oct10

Por cuestionable que sea el patrono privado, los trabajadores han expresado que prefieren al patrono estatal, maula, mala paga, antisindicalista y empeñado en imponer a la machimberra nuevas condiciones de trabajo y liquidar la contratación colectiva

Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
Al socialismo del siglo XXI y a la política de estatización de empresas le están saliendo unos adversarios con los cuales no contaba Chacumbele: la clase obrera. Al comienzo, con la estatización de Sidor los trabajadores reaccionaron con entusiasmo.

Hoy el desengaño es mayúsculo y se ha regado por todo el país. Dondequiera que hay una estatización los primeros que aparecen protestando son los obreros y empleados. Ya sea en Agroisleña o en Polar, en Owens Illinois o en Fama de América, los trabajadores expresan su rechazo a la medida.

Las razones son múltiples y variadas, pero en la mayor parte de los casos es la convicción, ya cristalizada, de que lo que toca el gobierno lo pudre o lo destruye y comienza por embestir contra los propios trabajadores y sus beneficios contractuales.

Por cuestionable que sea el patrono privado, los trabajadores han expresado que prefieren al patrono estatal, maula, mala paga, antisindicalista y empeñado en imponer a la machimberra nuevas condiciones de trabajo y liquidar la contratación colectiva.

Pero hay otra faceta de la protesta: la de aquellos que se sienten estafados en su fe revolucionaria. Por ejemplo, los trabajadores de Fama de América se quejan de que su dirección sindical, que se batió por la estatización, está siendo perseguida y agredida por la directiva de la empresa, conformada por un grupo de burócratas del PSUV, cuyo criterio es el clásicamente estatista: los obreros están para obedecer y no para mandar.

Reclaman que se coloque en manos de los trabajadores mismos la conducción de la empresa. Son dos caras de la misma moneda: los trabajadores no quieren al gobierno como patrono; unos porque se sentían bien con sus antiguos patronos, otros porque no soportan a los burócratas del gobierno.      

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