miércoles, 18 de mayo de 2011

Apagones: hecho en socialismo

Por: Teodoro Petkoff/TalCualDigital
A estas alturas del partido ya hasta los que pudieran haberse tragado la enorme mentira de Giordani de que la crisis eléctrica viene desde los gobiernos anteriores a Chávez, deben haberse dado cuenta de que este desastre es, como dice el slogan acuñado por el gobierno, "hecho en socialismo". Basta un mínimo de sentido común para percibir que eludir una responsabilidad después de haber administrado el país durante doce años resulta de un cinismo atronador. Asuma su barranco, señor Chávez.


El primer estallido de la crisis, coincidió con la sequía y la baja del nivel de las aguas de Guri, lo cual permitió al gobierno escudarse un tanto detrás de esos fenómenos, pero el segundo round de oscurana sobreviene con Guri por arriba de su nivel ordinario y con una copiosa estación de lluvias. Desapareció, pues, la coartada.

La verdad desnuda y simple ha brotado con toda la fuerza de hechos incontrovertibles. El virtual colapso del sistema eléctrico nacional debe todo a doce años de imprevisión y de falta de inversión.

El puro crecimiento demográfico obligaba al gobierno a invertir para atender la demanda creciente que deriva del mero incremento de la población. Esa inversión no la hizo el gobierno de Hugo Chávez. Pero, si encima de eso, sobre lo que ya existía, por ejemplo el sistema de transmisión, tampoco se hizo ningún trabajo de mantenimiento, es de cajón que el uso y el mero paso del tiempo forzosamente habrían de deteriorarlo y que era preciso dedicarle una permanente atención. No fue así, pero, peor aún, fueron presupuestados 750 millones de dólares para tal fin, de los cuales apenas se invirtieron 150 y el resto fue a parar a los insondables bolsillos de toda clase de pillos y ladrones del tesoro público. De modo que cada exigencia de aumento de la carga eléctrica literalmente revienta los cables de transmisión.

Las medidas de emergencia decididas el año pasado han sido anuladas por la patológica incompetencia de este equipo de gobierno. La planta de emergencia para Sidor sigue sin instalarse. Las barcazas con plantas eléctricas, que debían atender Tacoa, están allí fondeadas pero de ellas no sale ni un voltio. Más de un año estamos oyendo hablar de las reparaciones en Planta Centro y todavía esa gran central eléctrica continúa casi inoperativa. Alí Rodríguez anunció que el año pasado serían incorporados 5 mil megavatios al sistema y la cifra no llega ni a 1.500. La construcción de las plantas termoeléctricas no avanza y la finalización de la presa de Tocoma, en el Caroní, cada año se pone más lejos. La revisión de las tarifas eléctricas, congeladas desde hace casi once años, no sale del discurso, prisionera como está del fracaso de la política antiinflacionaria, al igual que lo que ocurre con los precios de la gasolina. En suma, la oferta eléctrica continúa por debajo de la demanda y al final del día, el resultado es el de un país donde con la excepción de Caracas, la economía y la vida toda están seriamente perturbadas por largos apagones diarios. El próximo año tendremos el apagón definitivo. Será en Miraflores.

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