viernes, 2 de septiembre de 2011

Desarme y tolerancia/Rocío San Miguel 01-sept-2011


Tras exponer nuestros argumentos, el viceministro de Interior Edwin Rojas nos insultó ferozmente en el marco de un discurso de odio que instrumentalizan algunos funcionarios públicos en contra de ciudadanos críticos, sin dar ninguna respuesta a los planteamientos y demostrando carecer del valor esencial de una cultura de paz: “la tolerancia”.


Rocío San Miguel/TalCualDigital
Hay un viejo dicho en la administración pública venezolana: Si quieres que algo se quede en el limbo, designa una comisión presidencial. La Comisión designada por Chávez para el Control de Armas, Municiones y el Desarme, sin duda honra esa expresión.

Lleva cuatro meses de creada y la primera resolución ha sido “cero armas en el transporte”, sólo los autorizados para portar armas en buses, metro y ferrocarril serán los policías, los militares y los atletas de tiro. Pensar que un malandro se abstendrá de atracar los buses en nombre de una resolución que imaginamos el Ministro supone los choferes de los colectivos, colocarán en el parabrisas a modo de escudo, es una burla a los miles de ciudadanos que anualmente sufren los estragos de la delincuencia bajo esta modalidad.

El jueves pasado asistimos a un foro en Ultimas Noticias sobre el desarme, y quedó nuevamente en evidencia como el Estado no ha cumplido las funciones establecidas en el artículo 328 de la Constitución que atribuye a la Fuerza Armada Nacional (FAN) la rectoría en el control de armas en todo el territorio nacional, asignándole múltiples competencias que quedan desglosadas en 11 verbos: “La FAN es la institución competente para reglamentar y controlar, de acuerdo con la ley respectiva, la fabricación, la importación, la exportación, el almacenamiento, el tránsito, el registro, el control, la inspección, el comercio, la posesión y uso de otras armas, municiones y explosivos.”

Después de exponer nuestros argumentos, el Viceministro de Interiores Edwin Rojas, nos insultó ferozmente en el marco de un discurso de odio que instrumentalizan algunos funcionarios públicos en contra de ciudadanos críticos o disidentes en Venezuela, sin dar ninguna respuesta a los planteamientos y demostrando carecer del valor esencial de una cultura de paz: “la tolerancia”.

La única posibilidad de avanzar en algún tipo de política efectiva para el Control de Armas, Municiones y el Desarme, además de determinar las fallas en cada una de las funciones que impone el 328 de la Constitución al Estado, pasa por sincerar y divulgar cifras, cuestión que claramente incomoda al gobierno. No sólo debemos conocer las cifras de los homicidios en Venezuela, también las de los impactados de bala que noche tras noche entran en los hospitales.

Se han conocido tres cifras espeluznantes: el número de portes legales de armas que existen en el país rondan los 20.000, mientras las armas legales que existen en el país en manos distintas a los cuerpos de seguridad del Estado y la FAN rondan las 84.000, lo que supone sospechar que hay reductos privilegiados para la posesión de armas en empresas privadas de vigilancia y armerías, pues no coinciden portes de armas con el número de armas legales, que supondría en todo caso por cada porte legal la existencia de autorización a un sujeto de 3 tipos de armas bajo ese porte.

Pero lo más grave es: la producción en el país de 30 millones de balas por parte de CAVIM mensualmente. Esto último para coger palco sin duda; saque usted cuentas. Alguien parece estar poniendo las balas que alimentan el delito.

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