martes, 4 de diciembre de 2012

Ministerio de la eficiencia/Teodoro Petkoff martes 04dic12

Por: Teodoro Petkoff/TalCual
El Presidente, admitiendo la ineficiencia de su gobierno ("Somos muy ineficientes", dijo) creó un nuevo ministerio, el de la Eficiencia, con la finalidad de que este se ocupe de hacer eficiente al gobierno

La visión de Chávez sobre ese asunto, encima de absolutamente burocrática, es de un surrealismo casi sublime. El padre de la ineficiencia es él mismo. Crear un ministerio para atacar la ineficiencia es, precisamente, una muestra total de ineficiencia.


De pronto no extrañe que Chávez, consecuente consigo mismo, cree un ministerio para controlar, a su vez, la eficiencia del Ministerio de la Eficiencia, ya existente, y luego crear otro ministerio para vigilar la eficiencia del ministerio que se ocupa de la eficiencia del inicial Ministerio para la Eficiencia. Y así ad infinitum. Su respuesta para cualquier problema va desde crear un ministerio, que eleva a casi una treintena el gabinete, hasta designar comisiones ad hoc.

Por supuesto, el resultado de esta aproximación puramente burocrática al problema es empeorarlo. Chávez delega la atribución de supervisar el funcionamiento de la administración pública ­que es suya y nada más que suya, y que ejerce bastante deficientemente­ en un nuevo burócrata, probablemente tan chato como los otros, que se sentará en la mesa del gabinete para aumentar el público que en esas reuniones debe calarse los monólogos presidenciales.

No debe, entonces, llamar la atención que el presidente de la República se entere diez años después, como ha confesado, del estado de atraso que tienen obras que deberían haber sido terminadas hace cinco o seis años. Una muestra patética ­y patente­ de este modo de hacer las cosas es la Torre Este del Parque Central, que se incendió el 17 de octubre de 2004, hace ocho años, y fuera de unos remiendos que le han hecho, todavía está inservible.

El ministro Jorge Giordani viene a ser campeón de los ineficientes. Su gestión, a diferencia de otros ministros, que atienden áreas más limitadas, afecta a todo el país.

La economía es lo suyo. Ha necesitado, también, trece años para darse cuenta de que las políticas por él diseñadas deben ser rectificadas. "Aquí se acabó la regaladera", afirmó, categórico, como si no tuviera nada que ver con los "regalos", que no otra cosa han sido los subsidios, desgravámenes y otros artificios, supuestamente antiinflacionarios, de los cuales es responsable, precisamente, el propio Giordani.

Trece años necesitó para percibir que esa política de precios es insostenible en el mediano plazo; para notar que no hay ingreso petrolero, por enorme que sea, para sostener indefinidamente la "regaladera".

¿Se acabará, pues, la manguangua demagógica e irresponsable, que sólo sirvió al propósito de remachar el "prestigio" popular de Chávez, al tiempo que acercaba el país a un barranco? Devaluación, elevación del precio de la gasolina, subida de los precios de otros productos de consumo masivo.

Todo eso sugirió Giordani. Un paquete de ajuste, pues. Igualito al de Pérez en 1989 y al de Caldera en 1996. Vamos ver cómo toma Chávez las ideas de su Rasputín. Es que la economía es una vaina, es la misma para todos.

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