viernes, 5 de marzo de 2010

Guerra a Globovisión

Las presiones para obligar la salida de Ravell, según Andrés Cañizalez, evidenciarían que el Gobierno decretó una muerte progresiva a la televisora 
Por: Maolis Castro/TalCualDigital
Si la salida de Alberto Federico Ravell de la dirección general de Globovisión representa una victoria para el Gobierno, la batalla ha culminado y la obtención del trofeo es cuestión de tiempo.
Aunque Guillermo Zuloaga, propietario del grueso de las acciones de la televisora, ha expresado su voluntad de preservar la línea editorial; el historial de ataques contra el canal pronostica tempestades.
A juicio de Andrés Cañizalez, docente e investigador del Centro de Investigaciones de la Comunicación de la UCAB, la tendencia indica que continuarán las arremetidas. “El Gobierno le ha aplicado a Globovisión una estrategia distinta, una guerra de baja intensidad, que consiste en seguir al aire, pero pagando un alto costo”, explicó.  
El esquema planteado por el especialista está fundamentado no sólo en las supuestas presiones a los dueños de la televisora; sino en el desgaste “moral” a periodistas y embestidas a las instalaciones de la planta al estilo Lina Ron, entre otros.   
Nada nuevo. Entre multas millonarias del Seniat y procedimientos administrativos de CONATEL se dibuja la historia del canal en los últimos tres años. El 5 de mayo de 2009, Ravell informó sobre el sismo de 5,4 grados.
Cometió dos errores para el Gobierno: empleó un servicio geológico del Imperio y se metió con Francisco Garcés, director de Funvisis, al cuestionar su eficacia.
La respuesta inmediata fue un procedimiento administrativo, que se añadía al abierto por las declaraciones de Rafael Poleo en el programa Aló, Ciudadano y la anticipación de la victoria de Salas Feo en las últimas elecciones regionales. Son sucesos que sustenta la “guerra de baja intensidad” indicada por Cañizalez.  
Es una táctica de acentuación progresiva. Quizá la época más violenta, en términos de agresiones físicas a periodistas de la televisora, ocurrió entre 2002 y 2005.
El período concentró un alto porcentaje de las 250 agresiones físicas a reporteros por parte de efectivos policiales y militares, y seguidores del presidente Hugo Chávez.
Pero los ataques armados a la planta televisiva se produjeron con más frecuencia y los directivos del canal – Ravell, Zuloaga, Nelson Mezerhane y María Fernández Flores – supieron lo que significaba un expediente abierto en la Fiscalía General.
En casos excepcionales, la balanza en los tribunales de justicia se ha inclinado a favor de la televisora de La Florida. “Es por su línea informativa. Realmente el Gobierno no está detrás de una sola persona (en referencia a Ravell), sino del contenido de lo divulgado en Globovisión que incómoda al Estado. Por eso, creo que insistirán en cambiarla”, afirmó Cañizalez.  
    
“Menos medios, más desventaja”
La reducción de medios de comunicación independientes, según Cañizalez, complicará el panorama para los partidos de oposición en las elecciones parlamentarias de septiembre. “Cada día, contamos con menos canales de información, mientras el Ejecutivo adquiere más y le inyecta más presupuesto”.
Según el especialista, esto hace que se “potencie” la propaganda de los oficialistas al tener espacios para anunciar. Además, la salida de Globovisión podría dejar una mala lección.     

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