sábado, 23 de julio de 2011

Nuevo tipo de estafa golpea hispanos en el sur de la Florida


BRENDA MEDINA Y ENRIQUE FLOR/BMEDINA@ELNUEVOHERALD.COM
Corina Fanash casi nunca contesta llamadas telefónicas de números desconocidos pero la noche del 25 de junio lamentó haberlo hecho.
La llamada procedente del número de celular 305-794-8997 le puso los nervios de punta.

Un hombre le dijo que tenía secuestrado a su hermano. Advirtió que lo matarían si ella no transfería a través de Western Union la suma de $2,900. Fanash tiene cuatro hermanos.
“Me dijo que la vida de mi hermano estaba en mis manos y que si yo colgaba el teléfono o llamaba a la policía no lo volvería a ver”, comentó.
Fanash, de origen guatemalteco y quien vive en Pembroke Pines, estaba sola en su casa con sus gemelos de 6 años y no podía comprobar si uno de sus hermanos había sido secuestrado.
Después de escuchar las indicaciones del hombre durante la llamada que duró más de una hora, Fanash terminó enviando $490 en efectivo a Dorado, Puerto Rico. El hombre le dijo que el dinero sería recibido por Juliana Rodríguez.
Más tarde, Fanash pudo comprobar que sus hermanos se encontraban a salvo.
Esta es una de decenas de víctimas de un nuevo género de estafa telefónica a hispanos en el sur de la Florida. En los últimos meses se han reportado casos similares en las ciudades de Miami, Miami-Dade, Miami Gardens, Fort Lauderdale y Hialeah.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI) ha iniciado una investigación debido a que algunos de los números telefónicos empleados por los estafadores están registrados en Puerto Rico. Los investigadores sospechan que se trata de una pandilla en una prisión puertorriqueña que emplea celulares prepagados y cuenta con cómplices en el sur de la Florida.
Más de 35 personas en los últimos 30 días han denunciado ante el Departamento de Policía de Hialeah haber recibido llamadas similares. Según el detective Carl Zogby, portavoz de ese departamento, las llamadas son realizadas al azar y lo más probable es que la única información que los estafadores tienen sobre las víctimas sea el número telefónico.
“Ellos están llamando a ciegas para ver a quién pueden pescar’’, indicó Zogby. “Es un fraude muy poco sofisticado”.
La mayoría de las veces, los estafadores llaman para decir que un familiar de la víctima trató de huir tras tener un accidente. Advierten que el familiar está siendo golpeado en esos momentos. A fin de que las víctimas no llamen a la policía, amenazan con matar al familiar si se corta la llamada.
“Te dicen: “Tu hermano, o tu hijo, chocó conmigo y me debe daños del carro y yo lo tengo secuestrado hasta que un familiar responda por él y me pague el dinero que me cuesta arreglar el carro’”, describió Zogby.
Por lo general, exigen más de $900, aunque están dispuestos a negociar por la cantidad que la víctima tenga a mano.
“Yo les dije que no tenía $2,900 disponibles y que sólo podría sacar $500 del cajero electrónico”, contó Fanash. “El hombre me dijo que estaba bien pero que tenía que darle el resto después”.
Un reportero de El Nuevo Herald recibió una de estas llamadas el pasado domingo. Tres hombres, que llamaron del número de celular (939) 216-8332, se alternaron para amenazarlo. Dijeron que tenían secuestrado a su hermano. Precisaron que le habían partido la cabeza al golpearlo con un arma. Si no enviaba $1,000 a través de Western Union, lo matarían. El reportero no tiene hermanos en Miami ni Puerto Rico.
Zogby aconsejó que quien reciba estas llamadas no ofrezca ninguna información.
“Si te dicen: ‘Tu hermano me chocó con su carro’, no preguntes: ‘¿Cual carro, el Toyota rojo?’”
También debe pedir información sobre sus familiares.
“Pregúntales el nombre de tu familiar, dónde exactamente pasó el accidente y dónde lo tienen detenido”, dijo. “Pídeles que te lo pasen al teléfono”.
Al recibir la llamada, la víctima debe contactar inmediatamente a la policía y al familiar en cuestión.
Por no hacerlo, Fanash perdió $490.
“Me puse muy nerviosa porque la historia me caía como anillo al dedo”, dijo. “Fue una coincidencia muy grande”.
La reportera Julie K. Brown, de The Miami Herald, contribuyó a esta información.


Cort. El Nuevo herald

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