viernes, 21 de marzo de 2014

Poder se está atomizando

ESPERANZA MÁRQUEZ/TalCualDigital
Rocío San Miguel, es presidente de Control Ciudadano para la Seguridad, la Defensa y la Fuerza Armada Nacional, abogada y defensora de Derechos Humanos.


–¿Cuál es su visión de lo que estamos viviendo con las protestas de los estudiantes y de la sociedad civil y la represión de la Guardia Nacional, de los llamados Colectivos y ahora con el Ejército?
–Vivimos el fracaso de la conducción política y económica del país en estos casi 60 años. Por una parte los fundadores del Pacto de Punto Fijo no tuvieron la capacidad de renovar su acción propositiva y ejecutiva para una nación y permitieron escandalosamente que la corrupción y los privilegios se instalaran como forma de poder en Venezuela, lo que permitió que un individuo como Chávez llegara a la Presidencia de la Republica con un imaginario épico de reivindicaciones, que ha sido puesto al servicio nuevamente, como en la leyenda de Sísifo, de la corrupción y el poder.

En esta ocasión, creando las condiciones para la violencia estructural en Venezuela, de la mano de bandas criminales y el cierre de toda posibilidad de justicia y respeto al Estado de Derecho para quienes son vistos como opositores, disidentes o críticos. Esto será muy peligroso para la Nación venezolana, pues es un esquema de aplastamiento, de terrorismo de Estado, que no vislumbra posibilidad de solución inmediata en términos de principios democráticos y de respeto a los derechos humanos, lo cual conducirá a una espiral de violencia recurrente hasta que sea posible una alternativa real de poder.

–¿Dónde están los militares de este país? 
–Mi posición frente a esta pregunta no será nada popular y, estoy segura, muy polémica. Los militares que apoyan el retorno al carril constitucional se sienten traicionados por la oposición, incapaz de ponerse de acuerdo sobre una acción propositiva para que el país vaya más allá de salir de Maduro, incapaz de ponerse de acuerdo sobre un método que permita legitimar a un líder de la oposición en estos momentos tan difíciles.

En mi opinión hay una lógica perversa que está anulando permanentemente al liderazgo de la oposición y es la lucha sin piedad que los que se ven como "presidenciables" tienen entre sí. Hasta que no haya un método de selección que permita escoger y legitimar al más capaz para enfrentar estos tiempos que serán los más difíciles que jamás hayamos visto, la oposición será débil frente al poder que encarna un Alto Mando Político Militar que ha aceptado con pragmatismo que Maduro sea presidente.

El 15 de abril de 2013 no había discusión para la oposición de quién era el líder. En ese momento había una alternativa real de poder en Venezuela que fue observada y seguida muy de cerca con esperanza por un amplio sector militar. Lo que está ocurriendo hoy, que ha quedado encarnado en la rebelión de los estudiantes, de haber ocurrido el 16 de abril de 2013 hubiese significado la posibilidad real de una transición en Venezuela ante las dudas del resultado electoral. Hace un año casi y ante esa circunstancia los militares hubiesen abandonado a Maduro en menos de 48 horas ante el temor de partirse la Fuerza Armada Nacional, lo que en efecto es la única circunstancia que puede generar una guerra civil.

Pero es fácil opinar sobre hechos pasados. ­Yo diría que lo importante de esta premisa es que hay un germen importante, mayor de lo que se cree, en el seno de la Fuerza Armada Nacional que no está de acuerdo con lo que está sucediendo con Maduro en la conducción del país y que será capaz de reaccionar cuando exista una alternativa real del poder.

Esta "puesta en escena" donde todas las tardes se abre el telón y comienza la Guardia a reprimir en la Plaza Altamira. ¿Es un guión con un final determinado, qué busca el gobierno? Deslegitimar y aplastar el poder que representan alcaldías en manos de la oposición como las de Chacao, San Cristóbal, Valencia etc., y Maduro es capaz de hacer mucho más que Chávez sin pudor en esa dirección.

–¿Quién manda en este país, Maduro o Diosdado?
–Mandan muchas personas y eso es más peligroso que mande uno o el otro. Está atomizándose el poder en el retorno al caudillismo militar en Venezuela.

–¿Estamos en el peligro de una explosión social?
–Sí. Es el mayor temor que hay en la Fuerza Armada Nacional. Según el caos que estamos viviendo desde hace un mes, ¿tienes una visión de cómo va o debería terminar esto? ­Espero termine en la posibilidad de una transición hacia la democracia y el retorno al carril constitucional. Eres optimista con respecto al futuro. ­Siempre. Pero el desafío diario de los opositores, críticos y disidentes en este momento es permanecer en libertad y con vida. Esto da una justa dimensión de los desafíos que enfrentamos.

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