jueves, 25 de abril de 2013

El precario gabinete

Con el anunciado gabinete de Maduro, lo primero que debe destacarse es lo curioso que significa combatir el "burocratismo" con el aumento de la burocracia ministerial. Tener 34 ministros más burocráticos jefes de gobierno territoriales, no es precisamente la manera más lógica de desburocratizar el gobierno

FERNANDO EGAÑA/TalCualDigital

En relación con el anunciado gabinete de Nicolás Maduro, lo primero que debe destacarse es lo curioso que significa combatir el "burocratismo" con el aumento de la burocracia ministerial.

Porque el tener 34 ministros, incluyendo los burocráticos jefes de gobierno territoriales, no es precisamente la manera más lógica de desburocratizar el gobierno.

La sustitución en Finanzas de Jorge Giordani por Nelson Merentes, pareció señalar un tanto menos de dogmatismo delirante, pero la "nominación" de la ex ministra Edmée Betancourt al frente del BCV, y la permanencia de Giordani en Planificación, compensan esa percepción y con creces.

A Ernesto Villegas, por cierto, quizá le incomode que sus dos más notorios antecesores en el Minci, Jesse Chacón y Andrés Izarra, compartan con él la mesa del Consejo de Ministros.

El arribo ministerial del general Rodríguez Torres puede ser interesante porque tiene relaciones más allá de la polarización. Y son numerosos los ministros que vienen del mundo militar, lo que desde luego es un patrón de los últimos años.

De allí que en general hay menos novedades que enroques o ratificaciones y por lo tanto pocas expectativas. En los extremos podrían ubicarse el confirmado ministro de Vivienda y Hábitat, Ricardo Molina, cuyo fanatismo antilaboral rompe records en el oficialismo rojo ­lo que no es fácil; y Dante Rivas, que ojalá impulse al Ministerio del Ambiente, como lo hizo en el Saime y en el INTT.

La ministra Carmen Meléndez tendrá más ocupaciones, ahora que sigue engordando la ya muy obesa burocracia gubernativa. Sobre todo en el dominio de lo económico, con cada vez más instancias, organismos y empresas estatales, cada una más inoperante y derrochadora que la otra.

Pero el gabinete es precario no sólo por algunas de estas referencias sino porque lo encabeza un mandatario precario, con una legitimidad socio-política precaria y con unas perspectivas de viabilidad, precarias.

Y en ese contexto, ni el más idóneo de los gabinetes ­que no es ni remotamente el caso que nos ocupa­ puede ayudar lo suficiente.

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