miércoles, 24 de abril de 2013

País bipolarizado/Editorial Tal Cual miércoles 24abr13

Por: Fernando Rodríguez/TalCual
El clima político del país está raro, tanto como el clima propiamente dicho en este tránsito de estación, con soles muy calientes e inusitados chaparrones.  Por una parte los chavistas son presas de un furor inusitado, que sin duda viene del desconcierto de la orfandad y la pérdida del dominio de la agenda decisoria del país.


Eso ha dado lugar a actos de fanatismo e histeria del tamaño de ese micrófono incrustado en la cara de William Dávila o la negación del derecho de palabra a unos diputados que simplemente se acogían, razonablemente, al cuestionamiento legal de los resultados electorales.  O la persecución tasconiana de los empleados públicos por haber votado según su conciencia y que un ministro desvergonzado llevó al paroxismo de decir que iba a violar las leyes laborales para castigar a los impíos, en medio de vítores de esquiroles enfebrecidos; situación que se ha repetido en numerosas dependencias estatales.  O las mentiras flagrantes sobre fechorías opositoras contra instituciones que podían ser desmentidas simplemente trasladándose a los sitios supuestamente violentados.  O el tratamiento brutal y humillante a los estudiantes detenidos por protestar los abusos electorales, cada vez más públicos e innegables.  Y paremos aquí las muestras de esa histeria que nace del miedo.

Pero por otro lado, hablamos de un país bipolar, dijimos, el santo padre que vive en Roma ha hecho saber su preocupación por Venezuela, el cardenal Urosa se ha ofrecido de mediador y Maduro y Capriles han agradecido las cuitas de Francisco y manifestado su voluntad de dialogar, así sea gruñendo.

Voceros de empresarios, políticos de ambas huestes, el mismísimo José Vicente y otros han manifestado la necesidad de ese ejercicio de civilidad.  El bravo pueblo lo ha aprobado desde hace mucho en todas las encuestas.  De manera que si los espíritus se sosiegan podrían conseguirse condiciones más benignas para seguir la pugna política con un poco menos de barbarie, hacer esgrima en vez de acuchillarse, usar el argumento y no los micrófonos de la Asamblea para dilucidar los problemas.

Somos de los que estamos bastante cansados de que el carácter laico del Estado, uno de los grandes logros de la humanidad, se esté poblando en este país de seres de otros mundo o sus representantes en éste.  Lo que es del César es sagrado.  Hay que aprender del doctor Caldera, católico de pura cepa, que hasta donde recordamos nunca mezcló el cielo con la tierra.  Pero en la ocasión bienvenida esa mediación si resulta operativa.

De manera que si es posible que predomine el estilo descabellado de Cabello, el fascismo casero del ministro de la Vivienda o el sadismo policial, también es imaginable que nos portemos como caballeros y no como lo que somos, diría Mario Moreno, y si bien ya sabemos que nunca vamos a volver a departir cordialmente con los de la otra orilla al menos nos podemos dar los buenos días.  Y les dejaremos venezolanos de tener un país más cordial y alegre.   Veamos que sale de tamañas contradicciones.

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