miércoles, 11 de diciembre de 2013

La abstención es peduda/Editorial Tal Cual miércoles 11dic13

Por: Fernando Rodríguez/TalCual
Sin duda la abstención de las elecciones municipales, superior al 40%, es un elemento que mueve a diversas reflexiones. Por supuesto no es cívicamaente sana y no es una explicación muy satisfactoria el decir que siempre sucede así, simplemente podría ser de mejor manera; no en vano los observadores de Unasur entre sus sugerencias más relevantes sobre esos comicios señalan que hay que hacer lo necesario para limitarla en futuros eventos.


Pero es tanto más significativa en la medida que esta justa, además de elegir esos alcaldes y concejales tan cercanos a nuestros afanes cotidianos, sin duda tenía importantes significaciones adicionales por su lugar en la crisis política y económica que vivimos y que nadie puede ignorar.

Yo diría que la primera inferencia necesaria, la más importante, es que si casi media Venezuela no asistió a las urnas y el gobierno sacó algo que parece rondar el 50% (perdonen la imprecisión, pero esperamos que el CNE acabe de entregar y aclarar las cuentas), habría que concluir que sus adherentes, sus legitimadores equivalen solo a algo parecido al 25% de los electores, uno de cada cuatro conciudadanos. Lo cual tampoco parese tan terrible, pero solo da para un gobierno prudente y respetuoso de ese 75% que no lo apoya y no para hacer alocados planes de la patria, constituir un Estado comunal o hundirnos en otro mar de la felicidad. Así de sencillo.

Cosa que no parecen entender Maduro y su combo que andan sonando clarines de victoria. Habrá que recordárselo con palabras y hechos.

Sin duda el contenido de la abstención es, como siempre, bastante indefinible. Pero aquí se puede afirmar que afecta a los dos bandos ya que, si tomamos como medida las últimas elecciones presidenciales, hay un descenso proporcionalmente parecido, cuantioso, en los dos polos en que nos hemos dividido los venezolanos.

En el caso de los patrioteros no debe ser muy tranquilizador para Maduro ver bajar todavía más la herencia paterna, tanto más después de haber utilizado todas las villanías electorales imaginables, el rector Díaz dixit, y las más primitivas, demagógicas y seguramente costosísimas medidas económicas para bajar a punta de pistola los precios de algunos artefactos hogareños. Además de haber perdido la Venezuela de punta, sus mayores y más civilizadas concentraciones urbanas.

Pero la oposición también tiene que reflexionar sobre el fenómeno. Para empezar, imaginar cómo movilizar a comedores de parrilla y otros holgazanes, antipolíticos crónicos y apesadumbrados inmovilizados. Pero, sobre todo, debe preguntarse por esos bucaneros ideológicos, del más diverso pelaje, que se dedican a hacer oposición a la única oposición real y unitaria en nombre del radicalismo antigubernamental.

Cáfila de delirantes, sin un asomo de solución en la cabeza para sustituir la línea electoral que no sea con fantasías onanistas sobre primaveras árabes, indignados españoles o brasileños, ahora ucranianos, cuando no y sobre todo añorando los cuartelazos de toda la vida. Mucho daño hacen estos hipócritas y erráticos espíritus “puristas” en la constitución de una salida al estercolero político en que andamos metidos.

Curiosa enfermedad espiritual es la abstención, por lo menos aquí y ahora. Quedarse en casa cuando el país se derrumba.

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