jueves, 16 de febrero de 2012

La andropausia pesa

En la "edad dorada" los hombres sienten cansancio a mitad del día y desinterés por hacer cosas que antes les alegraban. El fenómeno se vincula al déficit de testosterona, esa hormona que imprime su marca de fábrica al sexo masculino

ELIZABETH ARAUJO/NDO/TalCualDigital
No siempre tiene por qué ser así. Pero cuando un hombre atraviesa la frontera de los 40, se fatiga con más frecuencia y acorta su interés por las cosas de la vida, está a punto de ingresar en la andropausia, un proceso que se agrava al disminuir su capacidad sexual.

Como la mujer, que a cierta edad es tocada por la menopausia, con la andropausia los hombres acusan bajos niveles de testosterona. Pero esta comparación resulta desventajosa para las damas, ya que en el hombre no registra una caída hormonal programada ni es afectado por el cese brusco de la secreción de hormonas sexuales.

En él todo sucede con calma: la testosterona disminuye lentamente desde los 30 años, aunque se acentúa en personas con exceso de peso, que ejercen poca actividad física, abusan del alcohol o ingieren mucho medicamento. Otra cosa: hay que diferenciar bien la andropausia del envejecimiento natural que, oportuno recordar, no es una enfermedad.

¿Por qué es difícil de detectar? Porque la andropausia no se aparece acompañada de síntomas espectaculares. Al contrario, son los pequeños signos los que avisan que se ha ingresado a esta fase: una mayor fatiga, falta de energía, sensación de malestar, desinterés por las cosas o menos combatividad ante la vida. Manifestaciones que a veces son asociadas a la depresión o al estrés cotidiano.

Del lado físico se aprecia una baja de fuerza muscular y disminución de su fortaleza, mientras que del lado sexual, una disminución del apetito sexual.

En cuanto al peso, no hay variación y más bien el tejido grasoso sustituye a los músculos. Es ahí donde reside el verdadero riesgo del déficit de andrógenos, vinculado a la edad, porque se trata esencialmente de grasa visceral, la más peligrosa para las arterias.

TRATAMIENTO SIN PRECIPITACIONES
Para establecer un diagnóstico asertivo, el médico debe practicar un estudio de testosteronas en la sangre, a fin de medir no sólo la testosterona total sino también la testosterona biodisponible. Un examen que no debe practicarse cuando los niveles de testosterona son bajos, ya que todos los hombres pueden registrar déficit pasajero de testosteronas.

Igualmente se requiere un balance para verificar el funcionamiento de la hipófisis (glándula ubicaba en el cerebro). Asimismo, hay que asegurarse de la ausencia de contraindicación en el tratamiento, en particular la existencia de cáncer en la próstata.

Para aliviar los síntomas, el médico aplica un tratamiento sustituto, a fin de restablecer el nivel normal de testosterona. Este proceso refuerza la energía, actúa frente a los problemas de metabolismo y, de manera aleatoria, frente a las dificultades sexuales.

El tratamiento para la deficiencia de testosterona existe tanto en pastillas, inyecciones o gel, y cada una posee sus ventajas e inconvenientes. Con los comprimidos hay que tomarlos varias veces al día. Con las inyecciones ocurren notorias variaciones hormonales en el organismo y los gel son muy costosos.

No obstante, es oportuno advertir que el déficit androgénico, asociado a la edad ­permanente e irreversible­ impone un tratamiento de por vida, pero la compensación de la carencia de esta hormona no debe constituir el único tratamiento. De manera que una prevención global se agrega al tratamiento, como la actividad física, una alimentación regular y el consumo moderado de alcohol.

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