sábado, 9 de octubre de 2010

Mineros saldrán fortalecidos o vulnerados, pero nunca igual que antes

SANTIAGO (AFP) - Los 33 mineros que el 5 de agosto vieron cómo un derrumbe se interponía entre ellos y la vida, deberán enfrentar una nueva realidad totalmente distinta a la que vivían, cuando sean rescatados.

Con 66 días bajo tierra -hasta este sábado- de los cuales los primeros 17 con la incertidumbre de si podrían ser localizados, la experiencia vivida significa un antes y un después, según los psicólogos.


"La vida de los mineros, como era antes, ya desapareció", afirma Enrique Chía, psicólogo de la Universidad Católica de Chile, para quien los mineros enfrentan nuevos retos marcados por la necesidad de readaptarse tras un proceso traumático.

"Cuando te cambian abruptamente todas las condiciones de vida, tienes que readaptarte y descubrir habilidades que te ayuden" a enfrentar esta etapa, "llena de riesgos", explica Chía.

"Una persona que ha estado en una situación de muerte ha pensado en su situación personal". En este caso los mineros "piensan qué ha hecho en su vida y qué no, y para eso también es interesante acompañarlos" con apoyo psicológico, según Margarita Loubat, psicóloga de la Universidad de Santiago de Chile.

El gobierno se ha comprometido a no dejar solo a este grupo de mineros, hoy convertidos en héroes nacionales, y les ha ofrecido "un respaldo psicológico profesional mínimo de 6 meses en los que pueden tener momentos de tristeza y depresión", cuenta el ministro de Salud, Jaime Mañalich.

"La familia habrá cambiado, sus trabajos, también la realidad nacional", dice Chía. "Van a tener mucha atención de los medios de comunicación, pero la opinión pública también es muy exigente, y le gusta que sus figuras públicas se comporten de cierta manera", cuenta el psicólogo, para quien esta parte "será la más complicada".

Los expertos de la agencia espacial estadounidense NASA que visitaron el yacimiento en septiembre advirtieron que los mineros "tendrán un alto nivel de fama en su país y tendrán mucha presión de los medios y de la sociedad", dijo Michael Duncan, jefe de la misión.

"Los medios van a estrujarlos. Muchos de ellos serán bombardeados con ofertas en televisión, incluso podrán hacer carrera. Pero eso va a durar como mucho un mes, en marzo será un recuerdo", augura René Ríos, sociólogo de la Universidad Católica.

"Se van a tener que dar cuenta que la fama es limitada y que hay que capitalizarla, y comenzar un nuevo proyecto de vida", comenta Chía. Después de una experiencia como la que ellos vivieron "te puedes fortalecer o debilitar pero nunca te quedas igual".

"Si el resultado es positivo, es todo un éxito. Pero también puede haber situaciones de vulnerabilidad, de aprovechamiento, problemas en las relaciones o un aumento en el consumo de medicamentos o alcohol".

A los desafíos de enfrentar el estrés postraumático se suman los posibles problemas de salud provocados por el encierro más largo de la historia dentro de una mina en condiciones de humedad y altas temperaturas.

Tras ser izados en una cápsula, los mineros recibirán una minuciosa atención médica, justo cuando lleguen a la superficie y posteriormente en el hospital de Copiapó, donde permanecerán al menos dos días en observación, lo que retrasará un poco más el retorno a sus casas.

Se trata de "una etapa diseñada y acordada con ellos, que no es caprichosa", asegura Mañalich.

"Alguno de ellos podrían decir 'yo estoy tan sano que me quiero ir con mi familia'". Pero "el hecho de que ellos rechacen las indicaciones pone en riesgo toda esta protección legal (beneficios laborales) de la cual ellos gozan", dice el ministro.

Entre los problemas de salud puntuales, Mañalich señaló la necesidad de "protegerles su vista" tras más de dos meses en la oscuridad, porque "podrían tener una parálisis ciliar que produzca un grave daño en la retina".

A pesar de haber sido vacunados contra diferentes enfermedades, los mineros también pueden padecer "infecciones de gérmenes" propios de los ambientes húmedos, y aquéllos que sufren enfermedades crónicas pueden tener descompensaciones.

Con 17 días de muerte en vida y un entierro de más de dos meses a 700 metros de profundidad, los 33 mineros están a las puertas de una nueva vida, que deberán preparse para enfrentar. 

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