viernes, 17 de junio de 2011

Cable diplomático: Lobo pactó con Chávez

ANTONIO MARIA DELGADO/ADELGADO@ELNUEVOHERALD.COM
El presidente hondureño Porfirio Lobo le ofreció a Caracas participar en los esfuerzos por instaurar el Socialismo del Siglo XXI en su país, aunque no abiertamente por temor a correr la misma suerte del destituido Manuel Zelaya, en una negociación secreta para facilitar el retorno de esa nación a la Organización de Estados Americanos (OEA), según un informe diplomático venezolano obtenido por El Nuevo Herald.
La oferta, formulada en una reunión sostenida en la residencia particular de Lobo el 15 de mayo con el agregado de negocios de Venezuela, Ariel Vargas, compromete al presidente hondureño a promover tras bastidores la aprobación de una Asamblea Constituyente, reveló el reporte del encuentro enviado a Caracas por Vargas.
Las asambleas constituyentes han servido de piedras angulares para las transformaciones políticas emprendidas por los presidentes Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador.
“En las actuales circunstancias, [Lobo] no puede ahora comprometerse en un acuerdo con Zelaya que contemple una constituyente, so pena de tener un final idéntico al del ex mandatario”, resaltó Vargas en el informe.
“[A juicio de Lobo], el asunto de la constituyente debe ser tratado con mucha prudencia y tacto para lograr su concreción. El se compromete a ayudar en este propósito, pero no lo puede anunciar al publico como un acuerdo”, añadió.
Zelaya fue sacado del poder en junio del 2009 tras emprender un plebiscito para extender el período presidencial que había sido declarado inconstitucional por la Corte Suprema de Justicia. La destitución del mandatario, que se había acercado a Chávez en sus últimos meses de gobierno, fue vista como un golpe de Estado por la comunidad internacional.
En la reunión, Lobo argumentó que su gobierno carece de suficiente piso político para convocar directamente una Asamblea Constituyente ante la existencia de poderosos grupos de la “derecha recalcitrante” que se oponen a cualquier intento de transformación política y social que amenace sus intereses.
Es por ello, Lobo añadió, que su gobierno ha adoptado una estrategia de negociación que le ha permitido avanzar con la agenda de transformación sin incurrir en confrontaciones.
No obstante, el grado de apoyo a su gobierno es bastante precario, insistió.
“El único apoyo real con el que cuenta es de las Fuerzas Armadas, pues aunque no lo parezca la mayoría de los militares hondureños no se oponen a las transformaciones que necesita Honduras”, comentó Vargas en el informe.
“Sin embargo, [Lobo] expresó que también tiene claro que este apoyo lo pierde si intenta adelantar esas reformas por vías ajenas a las leyes vigentes y en un ambiente de contradicción y enfrentamientos”, añadió.
Según Vargas, Lobo planteó la urgente necesidad de Honduras de reestablecer las relaciones bilaterales con todos los países de América del Sur y reincorporarse a la OEA para poner fin al aislamiento en que había caído tras la remoción de Zelaya.
Lobo describió el fin del asilamiento como esencial para que el país pueda retomar el camino de la recuperación económica, ya que le abriría las puertas a la cooperación y al financiamiento internacional.
Pero también dijo que el restablecimiento de las relaciones es necesario para fortalecer la posición de su gobierno frente a los “poderosos sectores económicos y políticos opuestos al cambio”, relató el documento.
Las relaciones con el sector eclesiástico también es otro aspecto a tomar en consideración, comentó Lobo en el encuentro, al señalar que el apoyo de las iglesias hondureñas, tanto católica como protestante, es fundamental para conseguir la aprobación de la Asamblea Constituyente, según el informe.
Este respaldo, sin embargo, no se conseguiría si el gobierno convoca la Asamblea directamente.
“Indicó que si firmaba un acuerdo que mencione el compromiso de una Asamblea Constituyente, las iglesias hondureñas (actores de fuerte influencia política y social en este país) se opondrían como lo hicieron con Zelaya y se vendría abajo el proyecto”, reportó Vargas.
“En tanto que si no se menciona esto por escrito, pero se le brinda un margen de tiempo para que él trabaje la idea con las iglesias, estima Lobo que se podría lograr el mismo resultado que él obtuvo cuando convenció al sector eclesiástico de apoyar la reforma del artículo 5 constitucional”, añadió.
Las dificultades políticas del gobierno también fueron esgrimidas por Lobo para negar las exigencias de Caracas de que su gobierno castigue a los principales actores de la destitución de Zelaya.
Lobo dijo que era una solicitud que no podía cumplir porque podría propiciar un golpe de Estado en su contra.
“Explicó que este era un asunto en el que tampoco podía comprometerse y cumplir sin que fuera expulsado del poder”, señaló el informe.
“Con el precario equilibrio en que se mantiene su Gobierno, era poco menos que imposible aceptar una exigencia de este tipo en los actuales momentos”, agregó.
Lobo dijo estar al tanto de las críticas formuladas en su contra por mantener a militares en importantes cargos de su administración y en particular al general Romeo Vázquez Velázquez, quien jugó un importante papel en la destitución de Zelaya pero que actualmente se desempeña como gerente de la Empresa Hondureña de Telecomunicaciones.
No obstante, Lobo señaló que esto es necesario.
“[Es] la única forma de garantizar la estabilidad de su gobierno”, sostuvo Lobo, según el informe.


El Nuevo Herald

No hay comentarios:

Publicar un comentario