FOTO: CORTESÍA AVN
Durante su discurso en el TSJ por el inicio del año judicial, se le ocurrió pronunciar la palabra "freída". Habló en el vacío porque esa palabra no existe. Lo correcto es "frita", algo que Chacumbele debería saber y dominar luego de 13 años de andar intentando freír cabezas de adecos y cuartorrepublicanos
Ayer el comediante presidente volvió a hablar y mostró sus dotes como orador y su particular dominio del lenguaje. Durante su discurso en el TSJ por el inicio del año judicial, se le ocurrió pronunciar la palabra "freída". Habló en el vacío porque esa palabra no existe. Lo correcto es "frita", algo que Chacumbele debería saber y dominar luego de 13 años de andar intentando freír cabezas de adecos y cuartorrepublicanos. Entonces, "freída" se suma al idioma nuevo, el del hombre nuevo del socialismo del siglo 21, para acompañar al "adquerir", aquel verbo que enseñó a niños en una escuela en 2003, defendiendo que "cuando se habla de ’adquerir’ es algo más allá de querer". Las matemáticas también llevan lo suyo, recordemos que según las cuentas de Esteban la multiplicación 7 por 8 a él le da 52. Y pensar que al Caporal le toca manejar los recursos del Estado.
NDO/TalCualDigital
Ayer el comediante presidente volvió a hablar y mostró sus dotes como orador y su particular dominio del lenguaje. Durante su discurso en el TSJ por el inicio del año judicial, se le ocurrió pronunciar la palabra "freída". Habló en el vacío porque esa palabra no existe. Lo correcto es "frita", algo que Chacumbele debería saber y dominar luego de 13 años de andar intentando freír cabezas de adecos y cuartorrepublicanos. Entonces, "freída" se suma al idioma nuevo, el del hombre nuevo del socialismo del siglo 21, para acompañar al "adquerir", aquel verbo que enseñó a niños en una escuela en 2003, defendiendo que "cuando se habla de ’adquerir’ es algo más allá de querer". Las matemáticas también llevan lo suyo, recordemos que según las cuentas de Esteban la multiplicación 7 por 8 a él le da 52. Y pensar que al Caporal le toca manejar los recursos del Estado.
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