Francisco Carrasquero ya comenzó la campaña chavista desde su sillota del TSJ. Sentado allí redactó la sentencia chimba que buscaba parar la quema de los cuadernos electorales para saber quién votó para escoger al que derrotará a Chacumbele en octubre. No lo logró, no solo porque el rescrito estaba mal hecho, mal fechado y mal dirigido, sino porque pió tarde y le quemaron las ganas.
Ahora, al señor Carrasquero, aquel que lo agarraron en una foto hurgando su chavista nariz, debemos recordarlo como presidente del CNE cuando el firmazo. Sus manos fueron las que entregaron la data que luego fue bautizada con el apellido de Luis Tascón.
El propio Chacumbele nos ayuda a recordar que la lista Tascón tuvo más de un autor solitario. Fue la consecuencia de la acción de todo el Estado, empezando por el propio Esteban y pasando por el ahora magistrado. Nadie duda, claro, que hayan querido reeditar el instrumento excluyente, perseguir a quienes se juntaron en 3 millones de castigos para un gobierno cansado y, pronto, derrotado. Uh Ah…
NDO/TalCualDigital
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