viernes, 6 de julio de 2012

Paraguay y Mercosur

el verdadero foco de la tensión se desató cuando la diplomacia brasileña vio en la suspensión de Paraguay la oportunidad para lograr El tan ansiado ingreso pleno de Venezuela al Mercosur, que había sido bloqueado por el Senado Paraguayo desde hacía varios años, alegando el déficit democrático que a su juicio vive Venezuela

JUAN CARLOS SAINZ- BORGO/TalCualDigital

Los diferentes análisis que se publicaron la semana pasada sobre la crisis de gobierno en Paraguay solo pudieron tomar la información que se refería a la destitución del Presidente Lugo y su "aceptación" del juicio político.

La revista Semana de Bogotá, por ejemplo, en su edición pasada, agradecía al expresidente Paraguayo su actitud conciliadora para evitar una crisis. Sin embargo, los editores colombianos no contaban con la diplomacia bolivariana. Pareciera que los países del ALBA intentan revivir una crisis a lo Zelaya, intentando forzar las comparaciones entre los dos procesos.

Pero las cosas no son iguales y están transitando caminos diferentes. En la OEA, primer foco de atención, se designó a una Comisión que viajo a Asunción a entrevistarse con las partes. Los países del ALBA trataron de bloquear esta misión sin éxito, buscando una condena inmediata. Hasta el momento y luego de una ronda de reuniones, el Secretario General Inzulza declaró, "la situación no es grave, pero delicada".

Sin embargo, el verdadero foco de la tensión se desató cuando la diplomacia brasileña vio en la suspensión de Paraguay la oportunidad para lograr el tan ansiado ingreso pleno de Venezuela al Mercosur, que había sido bloqueado por el Senado Paraguayo desde hacía varios años, alegando el déficit democrático que a su juicio vive Venezuela.

En una declaración corta y confusa, los Presidentes de Brasil, Argentina y Uruguay aceptaron el ingreso definitivo de Venezuela, pero la recepción oficial será en una reunión a finales de mes en Río de Janeiro.

La sorpresa en el mundo diplomático continental fue mayúscula. La violación del tratado de Mercosur dejó a propios y extraños en un mutismo general. La suspensión de un socio no afecta las decisiones soberanas como el ingreso de un nuevo miembro al grupo. Pero el debate llegó a su máxima expresión, cuando el canciller de Uruguay a las pocas horas cuestionó la decisión del Mercosur y explicó que su gobierno consideraba que no era la forma apropiada y planteaba diferencias "políticas, legales y éticas" al ingreso de Venezuela.

En la entrevista de radio del canciller Uruguayo destacó el papel de Brasil en asegurar el ingreso de nuestro país al grupo comercial. Luego los gobiernos de Brasil y Argentina cuestionaron las declaraciones de su socio uruguayo explicando el consenso general en esa reunión. Cada gobierno defendió sus propias razones. Sin embargo, en el continente y en general en la comunidad internacional ha quedado un sabor amargo de proceso.

Un país soberano es suspendido por el ejercicio de una potestad parlamentaria de control del ejecutivo y en una decisión político-diplomática se le desprende de sus atributos soberanos, como es la decisión de que país puede ingresar a un acuerdo de integración como el Mercosur.

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