jueves, 13 de febrero de 2014

Ejecutan al asesino de Jimmy Ryce

JAY WEAVER Y DAVID OVALLE/JWEAVER@MIAMIHERALD.COM
Starke -- Juan Carlos Chávez, el predador sexual del sur de Miami-Dade que secuestró, violó y mató a Jimmy Rice, de 9 años, en un tristemente célebre caso de asesinato de 1995, fue ejecutado el miércoles por la noche.


Agentes de la Prisión Estatal de la Florida lo pronunciaron muerto a las 8:17 p.m en una húmeda y fría noche en el norte de la Florida.

“Es el final. Se le hizo justicia a un hombre malo”, dijo Pat Díaz, el detective retirado de la policía que condujo la investigación del asesinato de Jimmy, a The Miami Herald minutos después de la ejecución.

La ejecución ocurrió después de un tenso retraso de más de una hora mientras la Corte Suprema de Estados Unidos consideró, pero al final denegó, una solicitud de último minuto para un aplazamiento.

A Chávez sólo lo visitó el miércoles un “consejero espiritual”. Su comportamiento era calmado, dijo a los reporteros una portavoz penitenciaria de Florida. Su última comida fue una chuleta de res, papas fritas, frutas, helado de fresa y jugo de mango.

Debido al alto perfil de la historia del caso Ryce, un contingente inusualmente grande de medios de prensa se presentó para la ejecución planeada para el miércoles del asesino del niño de Redland. Unas dos docenas de reporteros, fotógrafos y camiones de televisión por satélite se reunieron bajo cielos grises lluviosos en un amplio terreno frente a la Prisión Estatal de la Florida.

El día comenzó con el rechazo de la Corte Suprema de la Florida de un intento de último minuto de demorar la ejecución programada para la tarde. A la decisión de la corte más alta del estado le siguió el fallo de un juez federal que también denegó la solicitud de Chávez, de 46 años, de un aplazamiento de emergencia.

El abogado de Chávez, Robert Norgard, trató de persuadir a la Corte Suprema de la Florida que reconsiderara el argumento de Chávez de que el sedativo que se usa como parte del coctel de drogas letales es inefectivo como un anestésico para aliviar el dolor y por lo tanto, violaba su protección constitucional contra un “castigo cruel e inusual”.

Su abogado presentó una declaración jurada por escrito del anestesiólogo David Lubarsky, de la Universidad de Miami, para reforzar la última petición de su cliente el martes. Nogard basó su reclamo en la decisión de la alta corte estatal de considerar la misma prueba del experto en la petición de un interno del Pabellón de la Muerte.

Pero la Corte Suprema de la Florida concluyó que Chávez debió haber presentado esta prueba cuando tuvo la oportunidad antes de que los magistrados rechazaran el 31 de enero su anterior intento de un aplazamiento.

“Esta solicitud para un aplazamiento en la víspera de la ejecución, apoyada por una declaración que era conocida para Chávez mientras se encontraban pendientes los procedimientos de la corte estatal, constituye una táctica dilatoria que no está apoyada por consideraciones de equidad”, dijo la Corte Suprema estatal en un fallo de dos páginas.

Chávez y sus abogados presentaron varias apelaciones desde que el gobernador Rick Scott firmó su orden de muerte el 2 de enero. Para Chávez, quien confesó el crimen y fue encontrado culpable en un juicio en 1998, la palabra final podría venir de la Corte Suprema de EEUU.

Don Ryce, padre de Jimmy Ryce, actualmente de 70 años, asistió a la ejecución del asesino de su hijo. La madre del niño, Claudine Ryce no estuvo. Ella murió de un infarto en el 2009.

La desaparición de Jimmy –un niño brillante con gran pasión por el béisbol y el ajedrez– en la tarde del 11 de septiembre de 1995 sacudió el sentido de seguridad del Sur de la Florida y se convirtió en una historia nacional.

La historia recordó un tristemente célebre caso de un niño ocurrido 14 años antes, cuando Adam Walsh, de 6 años, fue secuestrado en un centro comercial en Hollywood. La cabeza cortada de Adam fue la única parte de su cuerpo que jamás se encontró.

Jimmy desapareció después que salió de su autobús a unas pocas cuadras de su casa en Redland, un área rural con granjas, ranchos y grandes propiedades residenciales. Sus padres, ambos abogados, estaban fuera de la ciudad por negocios.

Los Ryce, junto con vecinos y voluntarios, cofeligreses de St. Andrew, el FBI, la policía de Miami-Dade y otras agencias del cumplimiento de la ley lanzaron una búsqueda masiva.

Los Ryce elevaron de $25,000 a $100,000 una recompensa por cualquier información sobre el paradero de su hijo. Se distribuyeron carteles y volantes con su foto por todo el Sur de la Florida y más allá. Los padres también fueron al programa de entrevistas de Oprah Winfrey.

Pero casi tres meses después, no había aún señales de Jimmy.

Entonces el 6 de diciembre, la dueña de una granja de caballos cerca de la casa de Ryce comenzó a sospechar que un empleado de mantenimiento que vivía en su propiedad había robado una pistola y algunas joyas. Susan Scheinhaus y su hijo, Eddie, entraron en el trailer del trabajador agrícola y encontraron sus pertenencias. También descubrieron una mochila Jansport carmelita con su parte inferior forrada de gamuza que coincidía con la descripción de la de Jimmy. También tenía sus libros y papeles.

Scheinhaus informó al FBI y a la policía de Miami-Dade, y ellos obtuvieron una orden para revisar el trailer en busca de la mochila.

Los investigadores también comenzaron a interrogar al trabajador agrícola, Chávez, quien había huido de Cuba a bordo de una balsa y trabajaba como mecánico en Hialeah antes de ser contratado por la familia Scheinhaus. La policía lo interrogó por más de 50 horas, durante las cuales los investigadores dijeron que Chávez renunció a sus derechos Miranda y negó cualquier participación en la desaparición de Jimmy - hasta que finalmente se quebró y confesó en una declaración de 61 páginas.

Chávez dijo a los investigadores de homicidio de Miami-Dade que secuestró a Jimmy a punta de pistola después que salió del autobús escolar, lo puso en su camioneta picop y lo llevó a su trailer, donde lo violó, según su confesión, Cuando Jimmy trató de escapar de su casa rodante, Chávez le disparó en la espalda, lo decapitó y desmenbró su cuerpo, escondiendo las partes en tres macetas de concreto enterradas en una arboleda de aguacates en la granja de caballos de Scheinhaus.

Su abogado defensor, Art Koch, alegó que la confesión era impermisible debido a que fue forzada e involuntaria, al decir que los detectives lo engañaron para que no hiciera uso de su derecho de permanecer en silencio.

Pero la confesión eventual de Chávez - junto con el descubirmiento de la mochila del niño, el arma del asesinato y la bala que lo mató - se permitieron como pruebas y aseguraron el caso.

El principal investigador de homicidios de Miami Dade en el caso Ryce, dijo que el asesinato del niño se encontraba entre los más “atroces” en su carrera de 33 años.

“Este caso era de vida o muerte”, dijo Díaz. “No había espacio para un fallo”.

El seleccionar el jurado para el juicio en Miami fue un gran obstáculo, así que el juez de circuito, Marc Schumacher, trasladó los procedimientos a Orlando. El juicio de septiembre de 1998 fue una experiencia emocional para la familia Ryce y todos los involucrados. El momento más impactante ocurrió cuando una jurado sollozó mientras un detective describía las partes del cuerpo de Jimmy en una de las macetas, y Chávez negaba su confesión y acusaba el hijo de Scheinhaus, Eddie, por la muerte del niño.

Luego de seis horas y media de deliberaciones, el jurado de 12 personas encontró culpable a Chávez de secuestro, violación y asesinato. Al mes siguiente, los jurados recomendaron unánimente la pena de muerte, que Schumaher impuso ese noviembre.

El Nuevo Herald

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