jueves, 23 de septiembre de 2010

Crea revuelo reporte de que Cuba permitiría a sus peloteros jugar en Grandes Ligas

Por JORGE EBRO/EL NUEVO HERALD

La afirmación de que Cuba podría permitir a sus peloteros jugar en las Grandes Ligas, según publicó el sitio de internet ESPNDeportes.com, provocó una especie de onda expansiva en el sur de la Florida.

El conocido periodista Enrique Rojas publicó que una fuente cercana a las autoridades del béisbol cubano le reveló que el gobierno estudia "seriamente'' la posibilidad de aprobar un reglamento que otorgaría a sus peloteros la condición de agentes libres si cumplen ciertos requisitos.

Sin embargo, en el entorno de los peloteros antillanos y los agentes que los representan no existe constancia alguna de que este posible plan no sea más que una idea aislada en el cerebro de algún funcionario.

Si realmente la hubo.

"No digo que no se haya hablado del tema, y creo que en el pasado han habido conversaciones, tímidas y mínimas, pero nada más'', expresó Juan Alvarez, un conocido cazatalentos muy conocido en el círculo de los peloteros cubanos. "Con Raúl Castro al mando el deporte ha pasado a un segundo plano. No es esa obsesión de Fidel de ganar como símbolo del sistema, pero hasta ahora nada indica que vaya a existir un cambio. Aquí nadie sabe nada''.

Según Rojas, los cubanos accederían a la condición de agentes libres bajo cuatro condiciones: un servicio de ocho años en las Series Nacionales, estar disponibles para respresentar al país en los eventos internacionales, representación obligatoria por la entidad Cuba-Deportes y el pago del 40 por ciento de sus salarios al estado cubano.

De todas, la primera no tendría muchos problemas en ser puesta en vigor, puesto que existe el precedente de los jugadores japoneses, quienes deben cumplir un período de 10 temporadas en la liga profesional nipona antes de ser elegibles para actuar en las Grandes Ligas.

Pero las tres restantes sí entrarían en contradicción con el panorama actual.

Muchos eventos internacionales donde participa la isla son justo cuando se desarrolla la campaña de las Mayores -centroamericanos, panamericanos, etc.- y las organizaciones de la MLB no les gusta presta a sus estrellas para este tipo de certámenes, incluso hasta para el Clásico Mundial existen reticencias.

La exclusividad representativa de Cuba-Deportes eliminaría la participación de los agentes establecidos en Estados Unidos y supondría una suerte de monopolio sobre los derechos de los peloteros.

Sin embargo, la última condición es la que por ahora se vería más difícil de cumplir bajo las leyes vigentes del embargo.

"Lo más difícil para declarar agente libre a un cubano es lo que nosotros llamamos el ‘desbloqueo''', apuntó un conocido representante de varios peloteros antillanos. "Tenemos que lograr el permiso de la Oficina del Tesoro que atiende los asuntos cubanos (OFAC), que certifica que el salario del jugador no irá a beneficiar el gobierno cubano. Tendrían que cambiar algunas cosas en la legislación actual para poner esto en práctica''.

Desde que en 1991 el lanzador René Arocha desertara la isla ha sufrido una fuga, primero a cuentagotas y luego a borbotones, que sólo en el 2009 sobrepasó los 35 jugadores.

Varias fuentes indican que el número de peloteros que han salido de la isla en los últimos años rebasa los 300. Al momento de redactar este artículo había cerca de 20 cubanos en el roster oficial de 40 jugadores en equipos de Grandes Ligas.

Como si fuera poco, los contratos firmados del 2009 a la fecha por peloteros cubanos sobrepasan la cifra de $70 millones.

Todo esto se refleja en la calidad del béisbol de la isla que, salvo el título del mundial universitario este año, ha sumado una cadena de descalabros importantes en torneos internacionales.

"Ellos tienen un problema grave con el béisbol y a lo mejor están analizando cosas, pero no creo que den un paso tan riesgoso como ese de permitir que los cubanos vengan a jugar acá'', agregó Alvarez. "Esó sí sería un cambio importante, pero me temo que aquí no ha pasado nada de nada. Lo que pueda pensar o sugerir un funcionario de cuarta categoría no tiene peso alguno en la política de los Castro''.


Cort. El Nuevo Herald

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