martes, 24 de enero de 2012

LVBP: Tigres pegó primero y con blanqueada


Foto: RAFAEL TEJERA

Los estrategas saben que para triunfar hay que llevar al rival a las arenas propias, conocidas. Buddy Bailey ha aprendido eso durante la última década, en la que ha participado en ocho finales. Ayer se ciñó a ese libreto. El manager de Tigres trasladó la contienda al pitcheo, y ahí es muy superior a La Guaira. Ahí, Tiburones pierde el filo de sus dientes.


Los litoralenses nunca pudieron reaccionar ante los envíos de Yusmeiro Petit. Y mucho menos contra lo que les vino después: Wilfredo Ledezma, Víctor Moreno y José Mijares. Se dejaron llevar por ellos y fueron domados a placer en el José Pérez Colmenares de Maracay, donde cayeron 2-0 en el primer juego de la final.

Petit, el abridor que se negaron a tomar en pos de reforzar su bateo, los castigó de nuevo con esa mezcla de recta y slider que hace que un envío se vea mejor que el otro. La rápida sorprendió cuando el pitcheo anterior fue la slider; y la quebrada obligó a los derechos, como Alex Cabrera, a perseguir pitcheos en el piso y afuera. Fue una combinación armónica que la poderosa artillería de La Guaira no descifró.

Les Waldrond, su rival de turno, cumplió su tarea a cabalidad. Sin la recta centelleante de su oponente, el estadounidense se valió de los pitcheos quebrados para imponerse en la lomita. Pero eso no es suficiente contra Aragua. No contra esta versión de Aragua, capaz de sobrellevar un duelo de pitcheo y explotar el mínimo error de su oponente.

La Guaira carece de eso. Su virtud es el bateo. Y sufre más que nadie cuando el pitcher rival está en su día. Y Petit, al menos contra La Guaira en esta postemporada, da la impresión de que siempre está en su día.

Lo mejor de Aragua vino al final. Es una fórmula que se repitió durante toda la postemporada, pero que aún luce inexorable. Los rivales saben que después del sexto inning se reducen las posibilidades de subir carreras al marcador, pero no logran materializar sus intenciones. Todo se queda en deseos.

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