sábado, 2 de octubre de 2010

El Sambil Candelaria quedó a la deriva

Distrito Capital cedió el inmueble, que padece por la falta de uso y el vandalismo
 
DELIA MENESES |  EL UNIVERSAL
La edificación que debió convertirse en el Sambil de la parroquia Candelaria, cuya expropiación fue anunciada en marzo, pero que aún no se ha formalizado, hoy está sin jefe y en franco deterioro. Recientemente, el gobierno del Distrito Capital, a quien el presidente Chávez le encomendó la tarea de transformar el centro comercial en un centro de poder popular, abandonó esta misión.

Aunque no ha sido anunciado públicamente, el Ministerio del Poder Popular para el Comercio deberá asumir ahora la tutela del espacio, que inicialmente emplearía a 4 mil personas y facilitaría 2.200 puestos de estacionamiento para la zona. Mientras esta transferencia se realiza, tres cooperativas (un total de 50 personas) se reparten las labores de limpieza de la estructura, que por falta de uso, ausencia de mantenimiento especializado y la acción de la indigencia y el vandalismo ya presenta serios daños.

Lo más grave son las filtraciones que se observan en los techos, las paredes y la cúpula, también hay pedazos del cielo raso que se han caído, paredes agrietadas, y conexiones eléctricas oxidadas.

"Con las lluvias se ha filtrado mucha agua que entra por todos lados, porque falta el sellado final de la obra. Algunas áreas se han demarcado con la cinta amarilla de peligro", cuenta una fuente que pidió no ser identificada.

En una de las puertas de vidrio que da acceso a la edificación está el agujero que dejó una bala, han roto algunos de los vidrios azules que decoran la fachada, y otros se los han llevado los indigentes junto a partes de aluminio. De tanto orinarlas, las santamarías se han ido oxidando y varias están a punto de ceder.

Unos 15 indigentes hacen vida en los cuatro costados de la edificación. Algunos han delatado las intenciones de sus compañeros de instalarse dentro del inmueble. Hay quien los ha visto lanzarse para saltar la cerca. "Es necesario que comiencen a trabajar de una vez, ya sea el Gobierno o la empresa privada. Si la estructura sigue como está, en un año se habrá desmantelado más de 50% de la obra. Ahora no hay jefe, solo manda la desidia", comentó la fuente y calcula que recuperar y terminar la edificación significa una inversión cercana a los Bs 80 millones.

Este habría sido el motivo por el cual el gobierno del Distrito Capital desistió del proyecto, que contemplaba convertir el lugar en un centro de abastos, servicios de recreación y gestión de documentos públicos. Darle uso a la estructura implica una inversión muy elevada, dedicación y tiempo. Según la evaluación de los propios ingenieros contratados por el Gobierno, el estado de la edificación impide realizar cualquier actividad en su interior. Es por ello que la feria escolar que Jacqueline Faría anunció para septiembre no llegó a instalarse. Por la misma razón tampoco se ha habilitado el estacionamiento. No están sellados los pisos de los sótanos, hay filtraciones y cables sueltos, por lo que no es posible darle un uso seguro al espacio. El piso destinado a la feria es quizás el más crítico, allí se juntan tierra, agua y ratas.

Que no se pierda el inmueble es el clamor unánime de la comunidad. Henry Tovar, vecino de la zona, denuncia que hasta las palmeras que se sembraron en las amplias aceras han desaparecido. La fachada sur tiene hoy múltiples usos: se convirtió en un estacionamiento, es dormitorio de indigentes, la usan los buhoneros para ofrecer sus productos y es punto de encuentro para ingerir licor en la vía pública. Las cooperativas de limpieza (inicialmente contratadas por la Constructora Sambil y cuyos salarios hoy asume el Gobierno) recogen a diario entre 10 y 12 bolsas con los desechos que dejan a las afueras, sobre todo muchas botellas. Seis meses después del anunció de expropiación, en el lugar no funciona ni un centro comercial ni uno de convenciones. La promesa que hizo Faría en julio de darle vida al lugar y hacerlo un espacio de encuentro para la comunidad está lejos de materializarse.

dmeneses@eluniversal.com

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