Por: VenEconomía
Cuando en noviembre de 2010 se desató la epidemia de Cólera en la derruida Haití, se sabía que era sólo cuestión de tiempo para que esa enfermedad de alta mortalidad llegara a Venezuela. Pues ya llegó: Son 37 casos identificados y atendidos hasta ahora.
El Cólera es una enfermedad infectocontagiosa, que afecta de manera aguda a los intestinos y es causada por una bacteria presente en aguas y alimentos contaminados por heces.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Cólera está relacionado principalmente "con un acceso insuficiente al agua salubre y a un saneamiento adecuado, y su impacto puede ser aún mayor en zonas donde las infraestructuras medioambientales básicas se encuentran dañadas o han sido destruidas". Indica la OMS que los países en situaciones de emergencia complejas son especialmente vulnerables a los brotes de cólera.
El temor de que el Cólera se propague en la población se acrecienta por varias razones. Una de ellas, es la demostrada incapacidad de las autoridades sanitarias venezolanas en los últimos años para desarrollar una política sanitaria efectiva y por la ausencia de programas epidemiológicos de prevención. Una ineficiencia que ha hecho que enfermedades infectocontagiosas, otrora controladas o desaparecidas del territorio nacional, hayan reaparecido y se hayan enquistado en la población.
Otra razón de peso para temer las consecuencias de la llegada del Cólera a Venezuela, es el hecho de que una alta proporción de la población vive en sitios donde no hay acceso a agua potable o, lo que es peor aún, donde las aguas servidas fluyen por los caminos y las veredas, por falta de un sistema de cloacas eficiente.
Además, llega el Cólera en momentos de mayor vulnerabilidad de la población de menores recursos, cuando las intensas lluvias de noviembre y diciembre dejaron a miles de venezolanos damnificados, sin vivienda y hacinados en lugares sin la infraestructura mínima para garantizar la higiene y la salud.
Llega el Cólera, cuando las escuelas públicas apenas si se están recuperando de la devastación en que las dejaron los damnificados.
Llega el Cólera cuando la infraestructura de la mayoría de los hospitales públicos está derruida, cuando los centros de salud están desabastecidos de insumos y medicinas. Cuando casi no queda en pie la Misión Barrio Adentro. Y cuando la capacidad instalada de centros de salud privada está saturada.
Llega el Cólera cuando se ubica a Venezuela a la par de Haití, como los dos países de la región que tienen los más bajos indicadores económicos.
La OMS recomienda vigilar con exactitud la evolución de los brotes y poner en marcha intervenciones adecuadas, así como la coordinación de los diferentes sectores implicados y la cooperación de todas las partes interesadas para reducir los efectos del cólera en la población.
Queda así ahora que el Gobierno Nacional conjuntamente con los gobiernos regionales, los alcaldes, las autoridades de salud, los medios de comunicación, las empresas y las escuelas emprendan medidas para enfrentar juntos la emergencia, incluyendo un intensivo programa educativo para prevenir que se extienda y cobre vidas inocentes.
El Cólera es una enfermedad infectocontagiosa, que afecta de manera aguda a los intestinos y es causada por una bacteria presente en aguas y alimentos contaminados por heces.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Cólera está relacionado principalmente "con un acceso insuficiente al agua salubre y a un saneamiento adecuado, y su impacto puede ser aún mayor en zonas donde las infraestructuras medioambientales básicas se encuentran dañadas o han sido destruidas". Indica la OMS que los países en situaciones de emergencia complejas son especialmente vulnerables a los brotes de cólera.
El temor de que el Cólera se propague en la población se acrecienta por varias razones. Una de ellas, es la demostrada incapacidad de las autoridades sanitarias venezolanas en los últimos años para desarrollar una política sanitaria efectiva y por la ausencia de programas epidemiológicos de prevención. Una ineficiencia que ha hecho que enfermedades infectocontagiosas, otrora controladas o desaparecidas del territorio nacional, hayan reaparecido y se hayan enquistado en la población.
Otra razón de peso para temer las consecuencias de la llegada del Cólera a Venezuela, es el hecho de que una alta proporción de la población vive en sitios donde no hay acceso a agua potable o, lo que es peor aún, donde las aguas servidas fluyen por los caminos y las veredas, por falta de un sistema de cloacas eficiente.
Además, llega el Cólera en momentos de mayor vulnerabilidad de la población de menores recursos, cuando las intensas lluvias de noviembre y diciembre dejaron a miles de venezolanos damnificados, sin vivienda y hacinados en lugares sin la infraestructura mínima para garantizar la higiene y la salud.
Llega el Cólera, cuando las escuelas públicas apenas si se están recuperando de la devastación en que las dejaron los damnificados.
Llega el Cólera cuando la infraestructura de la mayoría de los hospitales públicos está derruida, cuando los centros de salud están desabastecidos de insumos y medicinas. Cuando casi no queda en pie la Misión Barrio Adentro. Y cuando la capacidad instalada de centros de salud privada está saturada.
Llega el Cólera cuando se ubica a Venezuela a la par de Haití, como los dos países de la región que tienen los más bajos indicadores económicos.
La OMS recomienda vigilar con exactitud la evolución de los brotes y poner en marcha intervenciones adecuadas, así como la coordinación de los diferentes sectores implicados y la cooperación de todas las partes interesadas para reducir los efectos del cólera en la población.
Queda así ahora que el Gobierno Nacional conjuntamente con los gobiernos regionales, los alcaldes, las autoridades de salud, los medios de comunicación, las empresas y las escuelas emprendan medidas para enfrentar juntos la emergencia, incluyendo un intensivo programa educativo para prevenir que se extienda y cobre vidas inocentes.
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