Hiperbólico hasta el delirio, Chacumbele lanzó al aire cifras que deben haber dejado atónitos a quienes lo escuchaban. Así como promete 350 mil viviendas en dos años, promete ríos de leche y miel
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
Si no fuera suficientemente conocido el hecho de que Chávez no se echa palos, cualquiera habría creído que el martes pasado, cuando lanzó la "Misión Agro Venezuela", estaba siendo víctima de un ataque de delirium tremens. En medio de la catastrófica situación que viven hoy la agricultura y la ganadería, el Presidente prometió que el año próximo nuestro país devendría en una "potencia agrícola".
Al sol de hoy, todos los indicadores de la producción agropecuaria presentan bajas dramáticas. El rebaño bovino, que ha disminuido en dos millones de cabezas de ganado; la producción de carne, que se ha caído a la mitad, así como la de leche; la producción de arroz, que antes exportábamos y ahora importamos; la producción de tubérculos y hortalizas; todo, todo cuanto se siembra o se cría en el campo (y también lo que se pesca en el mar, por cierto) va palo abajo, con la única excepción del maíz, que el año pasado tuvo una cosecha "normal" para estos tiempos.
De resto, entre la política de hostigamiento permanente al sector productor y los desastres naturales, el campo venezolano proyecta hoy una imagen de desolación y ruina, que recuerda aquellas épocas que sirvieron de inspiración a Miguel Otero Silva para su novela Casas Muertas.
Pero, este vendedor de ilusiones no podía ser modesto y prudente en sus predicciones. Todo lo contrario. No sería él. Hiperbólico hasta el delirio, lanzó al aire cifras que deben haber dejado atónitos a quienes lo escuchaban. Así como promete 350 mil viviendas en dos años, promete ríos de leche y miel chorreando por nuestros campos, con Venezuela transformada en "potencia agrícola" tal, que ríanse ustedes de Brasil.
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
Si no fuera suficientemente conocido el hecho de que Chávez no se echa palos, cualquiera habría creído que el martes pasado, cuando lanzó la "Misión Agro Venezuela", estaba siendo víctima de un ataque de delirium tremens. En medio de la catastrófica situación que viven hoy la agricultura y la ganadería, el Presidente prometió que el año próximo nuestro país devendría en una "potencia agrícola".
Al sol de hoy, todos los indicadores de la producción agropecuaria presentan bajas dramáticas. El rebaño bovino, que ha disminuido en dos millones de cabezas de ganado; la producción de carne, que se ha caído a la mitad, así como la de leche; la producción de arroz, que antes exportábamos y ahora importamos; la producción de tubérculos y hortalizas; todo, todo cuanto se siembra o se cría en el campo (y también lo que se pesca en el mar, por cierto) va palo abajo, con la única excepción del maíz, que el año pasado tuvo una cosecha "normal" para estos tiempos.
De resto, entre la política de hostigamiento permanente al sector productor y los desastres naturales, el campo venezolano proyecta hoy una imagen de desolación y ruina, que recuerda aquellas épocas que sirvieron de inspiración a Miguel Otero Silva para su novela Casas Muertas.
Pero, este vendedor de ilusiones no podía ser modesto y prudente en sus predicciones. Todo lo contrario. No sería él. Hiperbólico hasta el delirio, lanzó al aire cifras que deben haber dejado atónitos a quienes lo escuchaban. Así como promete 350 mil viviendas en dos años, promete ríos de leche y miel chorreando por nuestros campos, con Venezuela transformada en "potencia agrícola" tal, que ríanse ustedes de Brasil.
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