SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital
Si esta "interesante" actitud del gobierno, limando algunas de sus aristas más filosas (por razones obviamente electorales, atendiendo a los consejos de su asesor brasileño Joao Santana, verdadero jefe de la campaña), se sostiene durante un tiempo, o incluso adquiere carácter de línea política más permanente, sería propicia para que el gobierno atienda el reclamo, silencioso y asustado de los gobernadores chavistas, público y notorio de los de la oposición democrática, sobre el cerco financiero al que los somete Chávez, negándoles o mezquinándoles los recursos que les corresponden por Constitución y leyes.
El truco favorito del gobierno para negar la plata es subestimar el precio del dólar petrolero que alimentará, transformado en bolívares fuertes, el presupuesto nacional. Le asigna un precio visiblemente muy inferior a los precios del mercado y es sobre este precio que calcula el 20% de esos ingresos que toca a las regiones por concepto de situado.
La diferencia entre el precio "chavista" y el real, que ha llegado a ser de 60 dólares, se la apropia el gobierno central y no entra en el cálculo del situado regional. Lo mismo ocurre con los llamados "ingresos extraordinarios súbitos", de los cuales, en este caso, ni un centavo va a las gobernaciones.
En dos platos, durante los años del chavismo a gobernaciones y alcaldías les ha dejado de entrar más de la mitad del dinero que percibirían de no mediar este truco de atracadores de bancos de los cuales son víctimas.
Lo peor de todo es que el gobierno central prácticamente malbarata el dinero que se chorea y todavía se endeuda para despilfarrar casi todo en gasto corriente.
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