CARACAS (Reuters) - "Vendo neveras, lavadoras y aires acondicionados. También te vendo cocina a gas. ¡Bueno, bonito y barato!".
Aunque pudiera parecer la publicidad de un nuevo centro comercial para atraer a la clientela, se trata del presidente venezolano, Hugo Chávez, promocionando a través de Twitter las bondades de su proyecto socialista en la campaña para las elecciones legislativas del próximo domingo.
Los sondeos prevén una nueva victoria del oficialismo, pero el mandatario no se confía y asumió personalmente el objetivo de lograr al menos dos tercios en la Asamblea Nacional, nivel clave para mantener el ritmo de la "revolución bolivariana" y reforzar su liderazgo de cara a las presidenciales del 2012.
Electrodomésticos chinos a mitad de precio, tarjetas de crédito para financiar compra de alimentos, automóviles económicos a gas y paquetes turísticos para clases populares son parte del programa electoral ideado por Chávez para neutralizar el efecto la crisis económica en su popularidad.
"Me estoy metiendo a vendedor. Vendedor del socialismo para derrotar a los vendedores del capitalismo", dijo la semana pasada en el lanzamiento de "Mi Casa Bien Equipada", un flamante plan estatal de línea blanca a "precios solidarios".
Encuestas calculan que el "chavismo" lidera la intención de voto con una diferencia de entre dos y cinco puntos, suficiente para revalidar su control del hemiciclo gracias que a una nueva ley electoral favorece al bloque mayoritario y aumenta el peso del voto en los estados rurales, bastiones del mandatario.
Pero la oposición, que estuvo cinco años ausente de la Asamblea Nacional tras boicotear los anteriores comicios, se ha unido en un sólo bloque y aspira a ganar al menos un tercio de los 165 curules, lo que en teoría le permitiría impedir cambios legislativos de gran alcance.
Ante esta posibilidad, u otro escenario peor, Chávez se ha vuelto omnipresente en campaña para reforzar su conexión popular con caravanas y mítines por todo el país. Denuncia que la "contrarrevolución" busca sacarlo del poder, que va a acabar con los logros sociales y que habrá guerra civil.
"¿Qué pasaría si vuelve a gobernar Venezuela la burguesía? Eliminarían todo eso, lo desaparecerían, lo borrarían del mapa compadre, se lo robarían pues y lo venderían a precio de gallina flaca, lo privatizarían", aseguró el fin de semana en un evento electoral en el occidental estado Mérida.
OXIGENAR LA POPULARIDAD
En los últimos años, el apoyo a Chávez se fue deteriorando por la radicalización del proyecto político y los problemas económicos que atraviesa el país petrolero, que le obligaron a recortar drásticamente el gasto público mientras la población enfrentaba una severa recesión con inflación de dos dígitos.
El militar retirado quiere que esta elección sea el punto de inflexión en su popularidad -que se ubica en torno a un 50 por ciento desde más del 70 por ciento en el 2006- para iniciar su "batalla" por la reelección, a la que además llegará con más músculo financiero por la recuperación del precio del crudo.
"Chávez necesita mostrar su fuerza, mantener el control institucional del país y reoxigenar con una victoria su conexión con la masa", dijo Luis Vicente León, director de la encuestadora privada Datanálisis.
Como en anteriores eventos electorales, la presencia de Chávez en los medios estatales es abrumadora y vital para sus objetivos. Enfundado en su clásica camisa roja o con el tricolor de la bandera nacional, el jefe de Estado ha pasado jornadas de más de seis horas en vivo en actos oficiales y proselitistas.
"Si él es capaz de ganar el mensaje de triunfo, aún cuando la diferencia de votos no fuera grande, su popularidad podría refrescarse entre seis y diez puntos cuando inicie en el 2011 la estrategia para las presidenciales", agregó León.
Pero sus adversarios esperan demostrar en las urnas que hay una nueva mayoría en el país y creen que este será un nuevo avance, luego de que lograron victorias electorales al descarrilar la reforma constitucional de Chávez en el 2007 y ganar importantes gobernaciones y alcaldías en el 2008.
"Hay distintas formas de chantaje, de amenaza, de manipulación, de profundización de un esquema clientelar. Es David contra Goliat, y Goliat es el Estado completo", dijo el dirigente político Leopoldo López, quien encabeza la agrupación opositora Voluntad Popular.
SOCIALISMO PROTECTOR
Sin embargo, analistas reconocen la resistencia del respaldo a un gobernante con casi 12 años en el poder y que en los últimos ocho meses lidió con una devaluación, una ola nacional de apagones y un controvertido debate mediático sobre el crimen, un tema casi tabú para su Gobierno.
"El Gobierno está pasando su peor momento en 11 años, pero el vínculo afectivo con un sector del país sigue siendo muy poderoso", dijo Teodoro Petkoff, analista político y editor del diario opositor Tal Cual.
Chávez ha moderado su mensaje y promete un socialismo asistencial que trasvasa recursos directamente desde el Estado al pueblo, haciendo más atractivo el discurso ideológico del presidente, a quien la oposición acusa de querer implantar el comunismo con estatizaciones masivas y controles económicos.
"Estos mecanismos no sólo son para suministrar bienes y servicios baratos y buenos, sino para protegerles a ustedes del robo y la avaricia del capitalismo", explicó la semana pasada, lejos de su retórica más inflamada con máximas que la mayoría de los venezolanos aún rechazan, como que "ser rico es malo".
Y de paso refuerzan electoralmente a sus clásicas misiones sociales de alimentación, salud y educación, a las que la falta de recursos y la ineficiencia, como ha llegado a reconocer el propio presidente, les restó fuerza para compensar los problemas de inseguridad, empleo, vivienda y costo de la vida
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"Siempre tenemos que andar inventando. Así como el enemigo inventa cosas malas, nosotros tenemos que derrotarlos inventando cosas buenas", explicó Chávez, mientras prometía un atractivo plan de turismo popular "bien barato, para que no haga falta ser millonario para conocer la patria".
(Por Enrique Andrés Pretel, editado por Silene Ramírez)
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