jueves, 27 de octubre de 2011

Paliza brutal

Les persiguieron con dos coches por la M-30 de Madrid durante varios kilómetros después de recriminarles una maniobra peligrosa. Luego cortaron el paso al automóvil, se bajaron y empezaron a golpear a los ocupantes del otro carro cuyos movimientos no les habían gustado.

Las víctimas son tres primos españoles de origen marroquí y de unos 20 años de edad, dos chicos y una chica que iba detrás, a la que no le pegaron. A uno de ellos le causaron una herida leve cuchillo muy cerca del riñón –sin más consecuencia que una sutura en el hospital– y le rompieron los dientes, según un portavoz de la Policía Nacional española. Adicionalmente les robaron un celular, una cartera con 250 euros y un bolso de mano.

La agresión se originó en una riña de tráfico. El cruce de palabras se convirtió en una persecución en la que no está claro qué ocurrió, según la policía: las víctimas aseguran que los agresores les lanzaban botellas desde su automóvil, y estos, ahora detenidos, dicen que la historia es al revés, pues fueron los del otro automóvil quienes les tiraron una botella de plástico.

Más claro está el desenlace, grabado por las cámaras del centro de control de pantallas del túnel de la M-30, cuyo personal dio la alarma al ver el caos que se formó dentro del túnel: dos carros bloqueando a otro por delante y detrás, una lluvia de golpes y una fila de vehículos atascados detrás de la paliza.

Los responsables del linchamiento son un grupo de chicos gitanos de familias de los ayuntamientos madrileños de Rivas y Arganda del Rey. Según la policía, uno de los detenidos tiene antecedentes penales por un hecho similar.

Las detenciones por lesiones, robo con intimidación y delitos contra la seguridad vial, se han producido en tres escalas durante los últimos diez días después de identificar a los presuntos responsables gracias a las cámaras de seguridad de la M-30.

Se informó que hay otras tres personas que aún no han sido arrestadas. La policía comprobó con las imágenes de las cámaras la persecución y, a través de las matrículas de los vehículos, llegó a los propietarios.
TalCualDigital

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