martes, 20 de diciembre de 2011

Aristóbulo mansito/Simón Boccanegra 20dic11

La disciplina en el chavismo es cuartelaría, lo que no es casualidad. Istúriz ahora justifica cualquier cosa que venga de Miraflores. Ya no protesta ni se arrecha con el Caporal, recuerden que hace unos años dijo que a veces se molestaba con su jefe, pero Esteban “le pasaba la mano” y Aristóbulo se quedaba mansito

SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital
El viernes pasado en la Asamblea Nacional se formó un zafarrancho cuando los seguidores del Caporal pretendieron discutir la Ley Orgánica de la Justicia de Paz sin existir el quórum reglamentario.

A pesar de lo anterior le cambiaron el nombre al texto legal, que ahora se denomina Ley Orgánica de la Jurisdicción Especial de la Justicia Comunal; y lo más grave es que lo que presentaron a la plenaria no fue lo que discutieron los miembros de la Comisión de Política Interior ni los ciudadanos que brindaron sus aportes para producir una buena legislación.

Es algo diferente. Lo mejor de la sesión fue la justificación que de esos cambios hizo el primer vicepresidente del Parlamento, Aristóbulo Istúriz. Según el tercer hombre de la AN –recuerden que el primero es el Caporal–, la referida ley tenía que ajustarse a lo que se ha legislado sobre el Poder Popular.

Si eso es así, ¿por qué los parlamentarios del PSUV, que son mayoría en la comisión que elaboró el proyecto, no lo establecieron en las discusiones? Esa pregunta no fue respondida. Al parecer ellos tampoco estaban enterados de los cambios. Los conocieron cuando llegaron al hemiciclo. Por supuesto, ninguno de ellos protestó.

La disciplina en el chavismo es cuartelaría, lo que no es casualidad. Istúriz ahora justifica cualquier cosa que venga de Miraflores. Ya no protesta ni se arrecha con el Caporal, recuerden que hace unos años dijo que a veces se molestaba con su jefe, pero Esteban “le pasaba la mano” y Aristóbulo se quedaba mansito.

Sus colegas rojos de la comisión tal vez se hayan molestado, pero no hizo falta siquiera que les pasaran la mano para que apoyaran los cambios sin chistar.

No se puede negar que la mano de Chacumbele es cada día más poderosa entre su gente. Sin embargo, eso no sirve con la mayoría de los venezolanos, pues la dignidad no se pierde porque le “pasen la mano”.

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