jueves, 15 de marzo de 2012

Se alborotan los alacranes/Teodoro Petkoff jueves 15mar12

Por: Teodoro Petkoff/TalCualDigital
La expulsión de José Gregorio "El Gato" Briceño, gobernador de Monagas, es el último episodio de su confrontación con Diosdado Cabello, que hace rato ha estado planteada, pero con sordina. El estallido abierto podría explicarse por dos causas, al menos.



Por un lado, demuestra, por razones obvias, el grado de erosión del liderazgo de Chávez; por el otro, muestra la resistencia que genera la aspiración, ya inocultable, de Cabello de hacerse con la herencia de Chávez.

Algo deben saber, o quizás intuir, en la cúpula del PSUV, con respecto a la salud de su jefe, que los demonios han comenzado a saltar. Diosdado, pregonando continuamente su lealtad a Chávez, anda, sin embargo, en franca campaña electoral, recorriendo el país y realizando actos por todas partes. Está sentando las bases de una eventual candidatura, conjuntamente con la afirmación de un liderazgo, por lo demás, fuertemente contestado en el partido. En todo caso, este episodio, a diferencia del que llevó al abandono del PSUV por parte de Henri Falcón, no es, como en el caso del gobernador larense, un pleito de Chávez, sino una confrontación entre sectores del partido, en la cual Chávez no tiene arte ni parte.
Los "alacranes", que dijera Müller Rojas. Su enfermedad ha desatado las ambiciones en el PSUV y viejas cuentas y divergencias comienzan a ser saldadas. El PSUV nunca fue una masa monolítica y maciza, sino un conglomerado heterogéneo y confuso de corrientes distintas y sordamente enfrentadas entre sí, que sólo el liderazgo de Chávez lograba mantener larvadas, relativamente quietas.

Cuando en el PSUV se comenzó a hablar de una "derecha endógena", para todo el mundo estuvo claro que se aludía a Diosdado Cabello y sus adláteres, sobre todo militares.

Diosdado nunca ocultó su anticomunismo y es probablemente el único alto dirigente del partido que nunca ha viajado a Cuba. Pero su anticomunismo no está planteado desde la postura de un crítico de izquierda de la experiencia del llamado "socialismo real" sino desde el ángulo de la derecha más cerril.

De otro lado, tan primitivo y elemental como su adversario, está el sector de la "izquierda endógena", donde campean Elías Jaua y otros "camaradas" provenientes de las agrupaciones de izquierda ya desaparecidas. Pero ambas denominaciones, izquierda y derecha, en muchos casos son engañosas. No pocas veces las posturas ideológicas esconden meras confrontaciones personales en la disputa por el poder interno en el partido y en el gobierno. Un buen ejemplo sería la "alianza" entre Diosdado y Jaua, supuestamente enfrentados en lo ideológico, pero "aliados" circunstanciales en la lucha contra otros sectores.

Lo cierto del caso es que el gran factor unificador, Hugo Chávez, parece no ser, ante sus súbditos, el mismo de antes. En varios sitios han brotado ya desafíos a su omnímodo poder. Tal vez esto traiga a su memoria, el ácido comentario de Guzmán Blanco cuando abandonó la Presidencia para irse a París: "Vámonos, que las gallinas están empezando a cantar como gallos".

Desde luego, se trata de pleitos por debajo de Chávez. Su liderazgo no parece estar en cuestión. Por ahora. En definitiva, si este se encontrare amenazado no sería por factores internos en partido y gobierno, sino por un factor "exógeno", como diría él mismo. Contando con esto algunas "gallinas" han comenzado a cacarear.

No hay comentarios:

Publicar un comentario