lunes, 29 de octubre de 2012

Ese opio del populismo

Con esta versión del populismo, destaca el uso de los dineros públicos para fines de mantener cohesionada y coaccionada a una parte de la población, al punto que esta llega a convencerse de la idea de "estar agradecida" a quien la brinda

MAXIM ROSS/TalCualDigital
Las recientes elecciones presidenciales dejan varias consecuencias dignas de considerar, no solo para los efectos de evaluar los resultados y lo sucedido, más allá de los convencionales esquemas del "fraude" o de la trampa, sino porque podrían dejarnos un conjunto de lecciones que, a la larga, pueden contribuir a que el ejercicio del sufragio realmente represente idóneamente la voluntad popular.

La primera cuestión que viene a la mente es, desde luego, el efecto que en los procesos electorales tienen los gastos de los gobiernos, los cuales, dependiendo de su peso, influencia y magnitud pueden caer en la clasificación de ser "populistas", en tanto que contienen un elevado componente de direccionalidad e intencionalidad en influir en la decisión de votar. Son muchos los analistas políticos que han trabajado el tema y que lo califican como el clásico "ciclo político" al detectar cambios en los gastos públicos en momentos electorales.

Acá, por ejemplo, para diferenciar las cosas pongo el ejemplo de lo que sucedió en el gobierno de Bush, hijo, en la crisis reciente de los Estados Unidos, cuando se puso en marcha un fuerte apoyo gubernamental para adquirir viviendas y que fue conocido como la crisis del "sub-prime", permitiendo que una gran cantidad de personas, sin los ingresos y respaldos necesarios pudiera comprar una vivienda, logrando que el gobierno se hiciese "más popular". Sin embargo, nadie calificaría a ese gobierno de "populista".

Entonces, entrando al tema, digo que estas elecciones dejaron la gran lección de como un populismo continuado, consistente y deliberado logró influir decisivamente en los resultados electorales, al punto que me puedo permitir llamarlo "opio del pueblo", tomando como referencia equivalente aquella frase denigrante de la religión que utilizó Marx.

EMOCIONES
En dos grandes direcciones va este comentario. Primero, en una versión que a veces no se conecta bien con el populismo, que es aquella que logra hipnotizar a la gente, a las masas, a los pueblos en un juego de sentimientos y de manejo de emociones que va ligado al reparto de cosas y que culmina en procesos de adoración e idolatría de los líderes.

Hay casos emblemáticos en la historia, pero de todos ellos rescato el de Eva Perón cuya idolatría y populismo fueron una misma cosa, tanto que el Peronismo quiso reivindicarla posteriormente con otros liderazgos femeninos.

No tengo ninguna duda en decir que esta versión fue ampliamente utilizada por el gobierno para colocar su candidato en primera línea, con los manejos del tema enfermedad y, luego, con el de "corazón de mi patria". No tengo duda de que una buena proporción de votos tuvo origen en ellos.

La segunda versión del populismo, desde luego la más importante, es el uso de los dineros públicos para fines de mantener cohesionada y coaccionada a una parte de la población, al punto que esta llega a convencerse de la idea de "estar agradecida" a quien la brinda.

Digamos que el caso de este gobierno no es el primero en Venezuela, porque en verdad, el fenómeno populista tiene raíces en esa forma de entender el gobierno como un benefactor y no como un creador. Lamentablemente tiene origen teórico en todo aquello del Estado del Bienestar y termina en construir Estados y Gobiernos que reparten beneficios sociales, con una contrapartida en lealtad.

En el caso de estas elecciones ese mecanismo fue, indudablemente, llevado a sus extremos, primero por el lado de una sana intención de beneficiar a la gente a través de las originales Misiones, pero que se fueron convirtiendo, más y más, en un medio de sumisión electoral y política, pero que, en el momento decisivo, llegaron hasta los casos denunciados en los que sus beneficiarios fueron llevados a las urnas de manera poco convencional.

Lo más grave de todo lo que describo es que ese método, en manos del actual gobierno no va a desaparecer y fue de uso puntual y transitorio, sino que va a consolidarse, ya no en las Misiones y beneficios estatales, sino en la conformación del llamado Poder Comunal, con clarísimos indicios de que las Comunas no serán, ni autónomas, ni autosuficientes, ni libres, sino que serán edificadas con una altísima incumbencia del Gobierno y el partido oficial.

Se consolidará así el populismo en su forma convencional, las Misiones, pero se le va a añadir este nuevo componente que hará de él un verdadero "opio del pueblo".

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