lunes, 17 de octubre de 2011

Invepal es un desastre/Simón Boccanegra 17oct11


La antigua Venepal fue expropiada por Chacumbele en enero de 2005, y en un principio, se pretendió que fuera una cooperativa, hasta que a Esteban se le pasó la pepera por ese tipo de asociaciones y se la agarró completa. El resultado es el desastre que denuncian sus trabajadores en Aporrea. Por cierto que llama la atención que la denuncia es anónima, lo que habla del miedo que existe dentro del "proceso" a hablar claro y raspao

SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital
"La desastrosa política de gestión aplicada durante los últimos años generaba 1.1 millardos de pérdidas por cada mes de operación. Ahora en el 2011 esto está técnicamente quebrado. Cuando asume el general, en el 2006-2007, él consiguió una planta operativa..... Había altibajos, trabajábamos un mes y parábamos tres, pero se producía algo... La maquina 2 está parada desde 18 de octubre de 2010 y la máquina 3 desde el 16 de febrero de 2011.

Pero incluso se nos ha planteado que puede estar parada por 3 años. La planta eléctrica estaba también operativa. La entregamos diciendo que había que hacerle mantenimiento y reparaciones pero no se hizo caso.

Ahora no funciona". Lo anterior no es el informe de sus antiguos propietarios o algún tecnócrata sobre la situación de una empresa, sino que es la respuesta que dan unos trabajadores de Invepal ­-antigua Venepal- a la pregunta de cuál es la situación de la firma.

Más que un informe parece una autopsia. Esta productora de papel fue expropiada por Chacumbele en enero de 2005, -hace casi siete años- y, en un principio, se pretendió que fuera una cooperativa, hasta que a Esteban se le pasó la pepera por ese tipo de asociaciones y se la agarró completa.

El resultado es el desastre que denuncian estos trabajadores en Aporrea el pasado 12 de octubre. Por cierto que llama la atención que la denuncia es anónima, lo que habla del miedo que existe dentro del "proceso" a hablar claro y raspao.

Por otra parte, también hay que resaltar que los denunciantes están convencidos de que el líder máximo no sabe lo que ocurre, lo que sólo puede calificarse como ingenuidad o ceguera. Ante esta creencia sólo hay que decir que no hay peor ciego que el que no quiere ver o, como cantaba Alí Primera, la inocencia no mata al pueblo pero tampoco lo salva

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