jueves, 20 de octubre de 2011

¿Recordar qué?/Simón Boccanegra 20oct11


Fue aprobada la Ley contra el Olvido. Si la ley aprobada es para hacer justicia, caiga quien caiga, bienvenida sea, pero si es para la venganza sectaria, entonces maldita sea, porque no hará otra cosa que destruir la peculiar y paradigmática reconciliación que se produjo en nuestro país después de aquellos duros 60 y 70

SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital
Con el entusiasta voto de Roger Cordero (ahora diputado pero hace años piloto de combate, cuya única hazaña guerrera conocida fue la participación en el bombardeo y ametrallamiento del grupo guerrillero que acampaba cerca de Cantaura), y que dejó casi treinta muertos, fue aprobada la Ley contra el Olvido.

Se supone que es para investigar y castigar a los autores de crímenes horrendos cometidos por funcionarios del Estado… hasta 1998. Porque desde esa fecha para acá los muchachos de Kennedy murieron jugando metras, los miles de muertos en las cárceles no cuentan aun siendo el Estado el garante de sus vidas; la cantidad de personas asesinadas por agentes del “orden público” es incontable; en Fuerte Mara nunca murieron unos soldados quemados a propósito.

¿Para qué seguir? En fin, del 98 para acá hemos vivido en una paz idílica. El gobierno dice que es de ahí pa’trás que hay que investigar. Este minicronista está de acuerdo, sin embargo los crímenes no deben quedar impunes, como fueron quedando desde mucho antes de que llegara Chávez. Pero vamos a investigar de verdad.

Porque no hay un solo Roger Cordero. Muchos que hoy blasonan de “revolucionarios” tienen cuentas pendientes con la justicia desde hace añales. Por ejemplo, el señor capitán de navío Rodríguez Chacín, para recordar uno solo, estuvo involucrado en la masacre de El Amparo y que se sepa ni él ni ningún otro de aquellos militares y disipoles respondieron por tamaña hecatombe.

¿Le van a pedir cuentas a Rodríguez Chacín o lo protege la inmunidad “revolucionaria”? Si la ley aprobada es para hacer justicia, caiga quien caiga, bienvenida sea, pero si es para la venganza sectaria, entonces maldita sea, porque no hará otra cosa que destruir la peculiar y paradigmática reconciliación que se produjo en nuestro país después de aquellos duros 60 y 70.  

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