jueves, 17 de mayo de 2012

"Esto parece una guerra"

No se permite la entrada ni salida de ninguna persona de los edificios que están cerca de La Planta. Desde la Cota 905 disparan a los guardias nacionales apostados en las azoteas

EL UNIVERSAL
Caracas.-
Humo de lacrimógenas en el aire, calles y comercios cerrados, colegios desalojados, guardias y nada más en las vías (ni carros ni civiles), detonaciones de armas automáticas y de granadas, edificios sin luz y sobre todo mucho miedo. El Paraíso está viviendo una guerra.


Los vecinos de los edificios cercanos fueron desalojados de sus apartamentos para que no se repita la historia de Henry Molina, quien murió de un disparo cuando un tiro lo alcanzó en su apartamento el pasado 8 de mayo en el tiroteo anterior. Sin embargo, la guardia no permite la salida de los copropietarios, por lo que la gente se está juntando en los sótanos de los edificios, como si hubiese un bombardeo.

Ya en el edificio Rancho Grande I una bala perforó la puerta de un ascensor. "Esto es una guerra, un horror", dice Marjorie Salas desde allí, donde ha contado casi cincuenta detonaciones de granadas. Mientras tanto, desde la Cota 905 disparan a los francotiradores que están apostados en las azoteas de los edificios. Las clases fueron suspendidas por el propio Ministerio de Educación en toda la zona hasta nuevo aviso.

Germán Flores, vecino del edificio Chuchubé, informó que desde hace aproximadamente las nueve de la mañana no hay servicio eléctrico. "Estoy detrás de dos paredes, tratando de resguardarme de cualquier situación". detalló que los edificios más afectados por las bombas lacrimógenas son los que se encuentran frente al penal. "Una colega me llamó, ella vive en el edificio Victoria y es alérgica. Me dijo que está encerrada en su baño porque el humo la ha afectado mucho".

En la parroquia Santa Rosalía también tienen miedo. Entre ellos se apoyan, se repiten palabras de aliento y se lamentan por tener ese penal tan cerca. En el edificio Las Piedras reviven el mal sabor que les dejó el tiroteo del 8 de mayo. Ese día, tres balas entraron al apartamento 92 de esas residencias, una de las cuales mató a Henry Molina.

Desde entonces las estrategias son varias. Aquellos que viven en los apartamentos cuyas ventanas están dispuestas hacia el penal, salieron a resguardarse en las casas de los vecinos que están más protegidos. Otros corrieron hacia el pasillo que tiene un cuarto de por medio y ahí se quedaron. Cada quien toma previsiones y trata de salvarse como puede.

No hay comentarios:

Publicar un comentario