martes, 21 de agosto de 2012

Fusilaron a los reos en el juego de softbol

FOTO: FERNANDO SÁNCHEZ
TOMÁS RAMÍREZ GONZÁLEZ |  EL UNIVERSAL
Una rencilla vieja entre los líderes negativos del sector conocido como Las Torres (en su mayoría exfuncionarios policiales) y los "pranes" del territorio denominado como Los Talleres fue la carga explosiva. El detonante resultó ser una bala que salió accidentalmente de un arma de fuego durante un cónclave, de bandas rivales, celebrado en el área administrativa de la cárcel de Yare I, a las cuatro de la tarde del domingo.


La ministra de Servicios Penitenciarios, Iris Varela informó que un visitante y 24 internos murieron durante la reyerta que permaneció durante cuatro horas. Al menos 43 personas fueron trasladadas a los centros asistenciales de los Valles del Tuy, nueve de las cuales se encuentran gravemente heridas, de acuerdo con las declaraciones de la principal del ministerio de prisiones.

"Algunos de los cadáveres quedaron irreconocibles porque les dispararon a quemarropa. Solo han sido identificado 17 de los 25 fallecidos", detalló Varela, la tarde de ayer.

Los cabecillas de las dos bandas que controlan el penal estaban fuertemente armados al momento de la ignición del motín. Paralelamente a la reunión en la que se buscaba la paz entre los referidos grupos irregulares, se desarrollaba un torneo deportivo para celebrar el acuerdo.

Según el relato de los familiares, los miembros de un equipo de softbol acribillaron a los integrantes de la novena rival pocos minutos después de haber iniciado la guerra. "Los de La Torre estaban mejor entrenados porque eran policías y militares. Cayeron más de los talleres", explicó Josefina Pérez, testigo del hecho.

Al menos cuatro explosiones de granadas, ráfagas producidas, con lo que al parecer fueron rifles de asalto, y proyectiles percutidos por armas semiautomáticas acabaron con la infraestructura del área administrativa.

Las esquirlas de una de las milgranas se expandieron por el área conocida como "La Fosa", lugar insalubre donde pernoctan a la intemperie más de 100 reos que fueron excluidos por las bandas que controlan el penal por no haberles pagado una renta semanal llamada causa. Deben coserse los labios y esperar a que las autoridades los trasladen a otro penal.

"La guardia fregó a la visita"

Jaime Rafael Graterol se desgarró la ropa interior reptando a través del espacio de 50 centímetros que quedó entre el alambre de púas, el torniquete y el suelo de la entrada al Centro Penitenciario de la Región Capital. "Le rogamos a la Guardia Nacional que nos abriera el portón. Nos rompimos los brazos con el alambre de púas para salvarnos la vida".

Un cadáver con un impacto de bala en el cráneo permaneció junto a Jaime por más de una hora. El visitante a la cárcel tuvo que dejar a su cuñado, Arquímedes Ortiz Ratis, quien murió a causa de una herida ocasionada por arma de fuego. Ambos lograron entrar a las nueve de la mañana al centro penitenciario, luego de haber hecho una fila desde las seis de la mañana.

"Le rogamos a los guardias que no dispararan por nuestra seguridad y lo hicieron. Les rogamos que le dieran un culatazo al vidrio para que saliéramos y se quedaron cruzados de brazos. Todo esto ocurrió por negligencia de ellos", expresó Graterol.

Así como los Graterol, 1200 visitantes se encontraban en la instalación penitenciaria cuando inició el conflicto armado. Al menos un millar, eran mujeres que pernoctaron desde el viernes.

El 18 de abril de este año, Iris Varela anunció la suspensión total de las pernoctas en los 33 penales del país. Ella misma admitió que la medida no ha sido respetada.

Vía crucis de Yare a Ocumare


Compañeros de su hijo le avisaron a Marielka Núñez Ojeda que William estaba entre los que habían caído en el motín. A través de un enrejado le exigió a los Guardias Nacionales la entrega de una boleta que certificara que su había muerto, con el fin de poder reclamar el cuerpo ante las autoridades del Cicpc.

En cola, recorrió 11 kilómetros hasta la subdelegación del cuerpo policial ubicado Ocumare del Tuy, se internó en la morgue, caminó entre cadáveres e identificó el cuerpo de su vástago. De ahí debía partir a la Medicatura Forense de Bello Monte, en Caracas, donde los restos de William Alexander Núñez, habían sido trasladado, con el fin de culminar los trámites para el entierro.

El joven de 23 años, es uno de los 43 personas que han sido asesinadas en el interior de la cárcel de Yare I este año, de acuerdo con cifras del Observatorio Venezolano de Prisiones.

La cárcel alberga a 3.150 presos y tiene una capacidad para 750, lo que representa una sobrepoblación de 320%

La guerra campal ocurrida en el penal mirandino es la cuarta gran crisis carcelaria que se registra en Venezuela en los últimos 14 meses.

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