miércoles, 13 de marzo de 2013

Los amigos critican/Simón Boccanegra miércoles 13mar13

El diario argentino Página 12, reconocido por su cercanía al gobierno de los Kirchner, publicó un artículo donde se comenta el asunto con un evidente reclamo a que se respete la memoria del aliado del gobierno de Cristina. "La muerte de Chávez estuvo mal". Los amigos sí lo ven claro, aquí aún están ciegos

SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital
El manejo de la muerte del presidente Hugo Chávez por parte de quienes se aprovechan de ella para hacer campaña ya está siendo criticado incluso por quienes se sienten también "amigos" del fallecido mandatario.

El diario argentino Página 12, reconocido por su cercanía al gobierno de los Kirchner, publicó un artículo firmado por Santiago O’Donell donde se comenta el asunto con un evidente reclamo a que se respete la memoria del aliado del gobierno de Cristina. "La muerte de Chávez estuvo mal.

No digo la muerte en sí, todos vamos a morir, pero cómo se manejó desde el poder, ocultando la verdad a toda esa gente que se preocupaba por él (...) ese pueblo, se merecía la verdad". Luego dice que, aunque entiende que buscaban construir un mito para beneficiar a sus "herederos", lo hecho constituye "una falta de respeto".

El artículo critica el secretismo y la falta de un médico que explicara la enfermedad de la que aún no se tienen detalles después de muerto el paciente.

Ni siquiera el país supo qué médicos trataron al Presidente. "No hace falta odiar a Chávez, ni tener amigos en el exilio de Miami, ni ser golpista para desconfiar" de todo lo dicho, del lugar y hora de la muerte, de si la foto con las hijas fue real, de si escribió en su Twitter, de si daba órdenes y gobernaba.

Pero Página 12 incluso va más allá: "Así llegamos a la Constitución (...) Mi impresión es que no la están cumpliendo. Más bien, que el Gobierno venezolano está manipulando la Carta Magna chavista para afianzar el liderazgo de Maduro".

Se refiere, claro, a la sucesión y a la juramentación manejadas a gusto de Luisa Estella Morales, quien ve la Constitución como a la luz amarilla del semáforo, abierta a interpretarla como le dé la gana.

"Pero algunas formalidades parecen necesarias. Decir la verdad, aunque duela, por ejemplo, o respetar la Constitución cuando no me conviene". Desde afuera. Los amigos sí lo ven claro, aquí aún están ciegos.

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