domingo, 10 de marzo de 2013

La Presidenta, tras el liderazgo regional

Tras la muerte de Hugo Chávez , el gobierno de Cristina Kirchner apuesta a que la Presidenta asuma el liderazgo de las banderas latinoamericanistas y bolivarianas junto a su par de Ecuador, Rafael Correa, en segundo término. En la Casa Rosada analizan que Venezuela perdió, sin atenuantes, la impronta carismática del líder fallecido.

Según pudo saber LA NACION, los funcionarios kirchneristas suponen que el recién asumido presidente encargado, Nicolás Maduro, no podrá ocupar el vacío simbólico dejado por su antiguo jefe político. "No tiene el carisma y la expansión de Chávez", comentaron altas fuentes oficiales.
También aseguran que la relación de Venezuela con la Argentina y con el resto de la Unasur no cambiará en nada. "No habrá cambios conceptuales en la política", aseguró ayer Rafael Folonier, coordinador general de la Unidad Presidente, a Radio El Mundo. Folonier es uno de los nexos más importantes entre la Argentina y Caracas.
El gobierno de Maduro convocó ayer a elecciones presidenciales para dentro de un mes: el 14 de abril próximo. Según información existente en Balcarce 50, el apuro obedece a la conveniencia de aprovechar el efecto de adhesión popular que dejó la muerte de Chávez.
Maduro será el candidato del chavismo. "Ganará la presidencia y cuanto antes se vote, mejor para que no se pierda ese efecto", confió a LA NACION otro funcionario.
Mientras tanto, en el nuevo escenario, Cristina y Correa competirán por el liderazgo del pensamiento bolivariano en América. "En la militancia latinoamericanista, que defiende el concepto de Patria Grande contra el imperialismo, ese espacio lo disputarán Cristina y Correa, en ese orden. Esas juventudes coleccionan y debaten sus discursos y los de Chávez", dijo a LA NACION otro allegado a la Presidenta y al chavismo.
Otra protagonista será Dilma Rousseff. Pero la presidenta de Brasil no busca encabezar el lote de países radicalizados. Ella apuesta, según creen en Balcarce 50, al liderazgo de su país como potencia y como árbitro entre Occidente y el eje bolivariano.
En Balcarce 50 suponen que los hermanos Fidel y Raúl Castro, en Cuba, no podrán heredar esa mística: su tiempo ya pasó. La isla está en transición hacia liderazgos más jóvenes. Y presuponen que el presidente boliviano, Evo Morales, no tiene tanta envergadura política.
Nadie niega en la Casa Rosada que el acuerdo por el atentado a la AMIA con el gobierno de la República Islámica de Irán, de Mahmoud Ahmadinejad, fortalecerá el liderazgo de Cristina Kirchner entre los países amigos de Irán y del chavismo: Bolivia, Cuba, Ecuador o Nicaragua.
"Tenemos la expectativa de que gane Maduro y no habría cambios conceptuales en la relación bilateral ni tampoco en las relaciones de Venezuela en el espacio sudamericano", enfatizó Folonier.
Por ahora, el liderazgo de la Unasur lo seguirá esgrimiendo el chavismo. Alí Rodríguez, ex presidente de Pdvsa, ex ministro de Energía y máximo ladero de Chávez al igual que Maduro, mantiene su mandato como secretario general de la Unasur hasta junio próximo.
Ese cargo lo había ocupado el fallecido ex presidente Néstor Kirchner. La Casa Rosada propondría extender la gestión de Rodríguez hasta fin de año para no interrumpir la confección de un censo de recursos naturales de la región. Folonier propuso que el sucesor de Alí Rodríguez sea el Luiz Inacio Lula da Silva.
"Yo estoy proponiendo que sea Lula. Hace falta un líder carismático, que nos tome del brazo y nos lleve como un torrente, algo parecido a lo que fue Kirchner", dijo Folonier.
Maduro y Rodríguez eran, además de Chávez, los máximos interlocutores de Kirchner, de Folonier y del ministro de Planificación, Julio De Vido, un canciller paralelo con Caracas desde 2003.
Las expectativas de la Casa Rosada consisten en que el comercio con Venezuela siga su curso ascendente y que los empresarios argentinos aumenten sus ventas a Caracas. Esa política continuará con Maduro.
En la solapada competencia regional con Correa, Cristina Kirchner podría endurecer el discurso estatista y contrario a las corporaciones y a los países de Occidente.
"Cristina y Chávez no eran exactamente lo mismo ideológicamente: ella es de centroizquierda y él era de izquierda popular radicalizada", distinguió un funcionario oficial.
Otro cambio previsto será en el Mercosur: el levantamiento de la suspensión de Paraguay, luego de las elecciones presidenciales del 21 de abril próximo.
Caducará entonces la pena impuesta por Brasil, la Argentina, Uruguay y Venezuela por el golpe de Estado que tumbó a Fernando Lugo el año último y que activó la cláusula democrática del bloque.
Las próximas cumbres del Mercosur y de la Unasur, a mitad de año, serán un termómetro de los nuevos roles de Cristina, Evo Morales, Correa y Dilma Rousseff. La Presidenta tendrá no pocos obstáculos para consolidar su proyección internacional en un año electoral, como éste, clave para su futuro político, y con conflictos domésticos por resolver. Correa, en cambio, acaba de ser reelegido con el 57% de los votos en su país y tiene menos resistencias locales.
Fuente: La Nación

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