viernes, 21 de enero de 2011

El director de orquesta Gustavo Dudamel afronta el reto de ser padre

AAG/Globovisión / EFE       
El joven director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel afronta el reto de ser padre cuando todavía no ha cumplido los 30 años y encara un momento dulce en su carrera al frente de la Filarmónica de Los Ángeles, a la que dirigirá a finales de mes en el Barbican Centre londinense.

"¿Quién está preparado para ser padre?", se pregunta el músico en una entrevista que publica hoy el diario The Times, al tiempo que asegura que éste es "el momento adecuado para tener un hijo".

Dudamel reconoció que está ansioso por ver "corretear y disfrutar con la música" al niño que la próxima primavera tendrá con su esposa, la coreógrafa venezolana Eloísa Maturen.

El destacado director vive un momento de éxito con la Filarmónica de Los Ángeles, en la que sustituyó en 2009 al finlandés Esa-Pekka Salonen, tras abandonar la Orquesta Juvenil Simón Bolívar de Venezuela.

Dudamel se ha mantenido fiel a sus raíces y continúa promoviendo en Estados Unidos el Sistema de Orquestas Juveniles de Venezuela -conocido sencillamente como El Sistema-, que fomenta la educación musical de los jóvenes, especialmente de aquellos con menos recursos.

El músico aseguró haber encontrado en Los Ángeles un lugar donde tanto él como su esposa se sienten "como en casa", gracias a la "atmósfera efervescente" que les transmite la ciudad estadounidense "desde la primera vez" que la pisaron.

Los próximos 27 y 28 de enero, el joven director artístico se presentará en el Barbican con su orquesta, que recientemente acordó mantener una "relación estable" con la sala londinense, para interpretar piezas de Adams, Bernstein, Beethoven y Mahler.

En la segunda jornada de conciertos, Dudamel acometerá la Novena sinfonía de Mahler, una obra que ya ha dirigido en otras dos ocasiones y que es capaz de dirigir ya sin la guía de una partitura.

"Pienso que es una representación de la eternidad", señala el músico sobre la última sinfonía del compositor austríaco, obra en cuyo "último movimiento se siente a un hombre desesperado por alcanzar un minuto más de vida. No es resignación, sino algo más que eso, es algo así -dice- como que la vida nunca termina realmente".

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