Cada país debe determinar los indicadores que utilizará para medir los niveles de corrupción y “no puede seguir siendo la percepción el método con el cual otros califican a los países de más o menos corruptos”, aseveró el contralor general de la República, Clodosbaldo Russián.
El funcionario ofreció declaraciones este jueves durante la visita que efectuó a Portuguesa, con motivo de la celebración del XXXI aniversario de la Contraloría General del estado.
“Medir la corrupción por percepción es como medir un incendio por el humo y así lo admitió recientemente el secretario de la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción”, sostuvo.
Russián cuestionó la calificación de Venezuela como uno de los países más corruptos del mundo y advirtió que esa apreciación tiene mucho que ver con la posición política de los actores encargados de calificar y de los actores a ser calificados.
“A otros países sí los califican como un dechado de virtudes y uno sabe que eso no es así, en lo absoluto”, señaló.
“Tenemos que saltar de habitantes a ciudadanos, pasar a ser personas conocedoras de nuestros derechos y deberes, para así poder ejercer un control realmente riguroso”, acotó.
Russián destacó que, de manera simultánea, la CGR focaliza esfuerzos en la capacitación de todos sus funcionarios, porque “ciertamente se necesitan edificaciones, computadores y tecnología de punta para hacer una labor mucho más ágil, pero la formación y la conciencia del personal es fundamental”.
“Contralores somos todos y nuestros funcionarios deben ser ejemplo de la V República que queremos”, manifestó.
El funcionario ofreció declaraciones este jueves durante la visita que efectuó a Portuguesa, con motivo de la celebración del XXXI aniversario de la Contraloría General del estado.
“Medir la corrupción por percepción es como medir un incendio por el humo y así lo admitió recientemente el secretario de la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción”, sostuvo.
Russián cuestionó la calificación de Venezuela como uno de los países más corruptos del mundo y advirtió que esa apreciación tiene mucho que ver con la posición política de los actores encargados de calificar y de los actores a ser calificados.
“A otros países sí los califican como un dechado de virtudes y uno sabe que eso no es así, en lo absoluto”, señaló.
“Tenemos que saltar de habitantes a ciudadanos, pasar a ser personas conocedoras de nuestros derechos y deberes, para así poder ejercer un control realmente riguroso”, acotó.
Russián destacó que, de manera simultánea, la CGR focaliza esfuerzos en la capacitación de todos sus funcionarios, porque “ciertamente se necesitan edificaciones, computadores y tecnología de punta para hacer una labor mucho más ágil, pero la formación y la conciencia del personal es fundamental”.
“Contralores somos todos y nuestros funcionarios deben ser ejemplo de la V República que queremos”, manifestó.
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