jueves, 13 de octubre de 2011

Terroristas en apuro


Arabia Saudita y Estados Unidos intercambiaron acusaciones con Irán el miércoles por un supuesto plan para matar al embajador saudí en Washington, profundizando las divisiones y agudizando una disputa de poder en el Golfo Pérsico, rico en petróleo.


Los saudíes, largamente enfrentados con Teherán, dijeron que Irán "pagará el precio" por la exótica conspiración descripta por funcionarios estadounidenses.

Estados Unidos indicó que el plan justificaría impulsar una nueva ronda de sanciones de Naciones Unidas y Teherán respondió que la acusación era una mentira diseñada para sembrar discordia en la región.

En Washington, funcionarios estadounidenses dijeron que era "más que probable" que el líder supremo iraní, ayatolá Ali Khamanei, y el jefe de sus fuerzas Quds conocieran el supuesto plan. Sin embargo, reconocieron que su afirmación estaba basada en análisis y no en evidencias concretas.

Las fuentes, hablando en condición de anonimato, también dijeron que era bastante probable que el presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, no supiera nada.

Los comentarios plantearon la posibilidad de que el asunto -manejado, según analistas, con poco del profesionalismo que suele caracterizar a las actividades encubiertas de Irán- fuera el trabajo de una facción o elemento disidente dentro de Irán.

Funcionarios estadounidenses impusieron sanciones contra Mahan Air, una aerolínea comercial iraní a la que acusaron de proveer fondos y transporte para las fuerzas de elite de la república islámica.

Teherán advirtió que las acusaciones podían ser una amenaza para la paz y la estabilidad en el Golfo Pérsico, donde Arabia Saudita e Irán, las dos grandes potencias regionales, están fuertemente enfrentadas y Washington tiene una gran presencia militar.

"El peso de las pruebas es abrumador (...) y muestra claramente la responsabilidad oficial iraní en esto. Alguien en Irán pagará el precio", dijo en Londres el príncipe saudí Turki al-Faisal, ex embajador en Washington.

El vicepresidente estadounidense, Joe Biden, también hizo duras declaraciones y aseguró a la cadena ABC que Irán deberá rendir cuentas. Agregó que Washington estaba trabajando para imponer una nueva ronda de sanciones internacionales, advirtiendo que "no se ha descartado nada".

Ali Larijani, presidente del Parlamento iraní, dijo que las "acusaciones inventadas" buscaban desviar la atención de las revueltas en la región y enfrentar a los países musulmanes entre sí.

"Estados Unidos quiere eludir los problemas que enfrenta en Oriente Medio, pero los estadounidenses no pueden frenar la oleada de despertar islámico usando esas excusas", opinó.

"Estas acusaciones son vulgares", dijo en una sesión de apertura del Parlamento. "Creemos que nuestros vecinos en la región están muy al tanto de que Estados Unidos está usando esta historia para arruinar nuestra relación con Arabia Saudita", agregó.

PLAN REVELADO
Las autoridades estadounidenses dijeron el martes que habían desbaratado un plan de dos hombres ligados a agencias de seguridad iraníes para asesinar al embajador saudí Adel al-Jubeir. Uno de ellos, Manssor Arbabsiar, fue arrestado el mes pasado, mientras que el otro se cree que está en Irán.

En una rueda de prensa, el director del FBI, Robert Mueller, describió una intrincada conspiración que incluía llamadas internacionales monitoreadas, dinero del narcotráfico mexicano y un intento de atacar a Jubeir, confidente del rey Abdullah.

"Aunque parecen las páginas de un guión de Hollywood, el impacto hubiera sido muy real y se podrían haber perdido muchas vidas", afirmó Mueller.

Algunos expertos iraníes expresaron sus dudas, diciendo que no podían ver el móvil del plan. En el pasado Irán ha asesinado a sus disidentes en el exterior, pero un intento de matar a un embajador sería un accionar muy inusual.

Documentos judiciales estadounidenses acusan a Arbabsiar, un ciudadano naturalizado estadounidense con pasaporte iraní, de pagar 100.000 dólares a un informante que se hizo pasar por un socio de un cartel de droga mexicano pero en realidad trabajaba para la Agencia Anti-Droga (DEA por su sigla en inglés) y alertó a las autoridades sobre el plan.

Arbabsiar hizo llamadas a Irán para hablar con un segundo sospechoso, Gholam Shakuri, a quien se describió como miembro de una unidad de las Guardias Revolucionarias de Irán llamada Quds.

"Me parece que Irán y las Quds no conducirían una misión como esta. Es posible pero es poco probable", dijo el analista de defensa Theodore Karasik, basado en Dubái.

"No coincide con el modus operandi de las Fuerzas Quds ni de los servicios de inteligencia iraníes. Si fuera cierto, sería una de las operaciones más improvisadas en su tipo", agregó.

RIVALES
Irán y Arabia Saudita son amargos rivales regionales -y hasta un punto también sectarios-, pero mantienen relaciones diplomáticas y hasta firmaron un acuerdo de seguridad en el 2001. El presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, visitó Riad en el 2007.

Estados Unidos ha liderado una campaña mundial para aislar a Irán y castigarlo con sanciones de la ONU en los últimos años por su programa de energía nuclear, que según Washington y sus aliados regionales, entre ellos Israel y Arabia Saudita, es un plan encubierto para desarrollar armas nucleares.

Teherán asegura que no tiene ambiciones nucleares.

Cables diplomáticos estadounidenses desde Riad filtrados por WikiLeaks el año pasado mostraron que Arabia Saudita presionó a Estados Unidos para que adopte una postura más dura, que incluía la posibilidad del uso de la fuerza.

Las tensiones aumentaron entre Riad y Teherán cuando Arabia Saudita envió tropas para ayudar a Bahréin a dispersar las protestas pro-democráticas lideradas por la mayoría chií del Estado insular que ambos gobiernos acusaron a Irán -un Estado chií no árabe- de fomentar.

Pero el analista iraní Saaed Leylaz dijo que era difícil ver por qué Irán se arriesgaría a llevar a cabo semejante atentado.

"Matar al enviado saudí en Estados Unidos no tiene beneficios para Irán", afirmó. "Las consecuencias de ese plan son peligrosas (...) Causaría una confrontación militar en el 2012 entre Irán y Estados Unidos", agregó.

El presidente Barack Obama, que buscará la reelección el año próximo, llamó a la supuesta conspiración una "flagrante violación de la ley internacional y estadounidense".

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, dijo que esperaba que los países que dudan de aplicar las actuales sanciones contra Irán ahora "hagan un mayor esfuerzo".
Cort. TalCualDigital

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