viernes, 3 de agosto de 2012

Rubén Limardo anhela retornar al país y estrecharle la mano a "Morochito" Rodríguez

Ese miércoles cuando comenzaba el día, el esgrimista Rubén Limardo, sabía que tenía la oportunidad de concretar su sueño. Con una mente positiva y la convicción de que la presea dorada podía ser suya, inició su combate en la semifinal de espada de los Juegos Olímpicos Londres 2012.


"Si pensaba en forma negativa cuatro años de preparación se iban abajo", comentó  este jueves en entrevista concedida a la Televisora Venezolana Social.

El nativo del estado Bolívar luchaba por un pase a la final en un duelo a muerte súbita contra uno de sus rivales más fuertes, el norteamericano Seth Kelsey, quien lo había doblegado en la final de espada masculina de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011.

"Yo no vine a jugar, vine por la medalla", expresó sobre su victoria ante el estadounidense que le  dio el pase a la  final de espada.

Limardo destacó que durante toda su actuación estuvo concentrado "siguiendo los consejos de mi madre, quien falleció hace 8 años, pero que siempre me decía: Hijo tú puedes lograrlo si te enfocas en eso solamente".

El espadachín acotó que un mes antes de los Juegos Olímpicos estudió todos los escenarios posibles con cada atleta a enfrentar para saber cómo los podía derrotar.

"Lo preparé bien, lo analicé y así lo hice, porque estaba muy concentrado, no fue por instinto que obtuve la victoria. Yo sabía qué debilidades tenían mis oponentes y cuáles eran las que debía mejorar", recalcó.

Una de las cosas que más ayudó al atleta durante su preparación fue la técnica que le enseñaron sus entrenadores y el análisis realizado a las grabaciones de las prácticas con el fin de corregir los errores. "Lo que no podíamos ver a ojo humano lo hacíamos con la cámara y eso me sirvió mucho", dijo.

El ganador de la segunda medalla de oro para Venezuela en toda su historia olímpica anhela retornar a su patria y "estrecharle la mano al "Morochito" Rodríguez porque no lo conozco en persona, me gustaría saber qué pasaba por su mente en ese momento, y cuál fue su estrategia para lograr esa primera medalla de oro olímpico para el país, sé que de eso uno aprende".

Limardo dedicó su presea dorada a los niños de Venezuela, especialmente a los del estado Bolívar, quienes ayer en caravana celebraron su triunfo.

"No sabía el impacto que mi triunfo había causado en Venezuela y en mi tierra, pero me siento orgulloso porque este es un gran logro", manifestó.

Su próximo reto, comentó, será trabajar arduamente durante los siguientes cuatro años para prepararse con miras a los Juegos de Río (2016) "porque quiero darle otra presea como estas a mi patria, soy venezolano y por nada en el mundo cambiaría mi nacionalidad, mi gente, mi tierra", concluyó.



AVN

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