martes, 22 de junio de 2010

Las Torres del Centro Simón Bolívar se caen a pedazos

La rehabilitación prometida en 2008 solo se hizo internamente

Los íconos de la Caracas de los años 50 se caen a pedazos -literalmente. Los hermosos techos de las torres Norte y Sur del Centro Simón Bolívar de El Silencio están desprendidos y ahora solo cabillas lo sujetan, las escaleras ya no tienen pasamanos, los escalones están desgastados y las columnas recubiertas de granito han sido desvalijadas poco a poco.


Y es que la rehabilitación que fue prometida en 2009, cuando fueron mudados los tribunales civiles y mercantiles del edificio José María Vargas de Pajaritos a la torre Norte, solo se cumplió internamente, y por ello los alrededores de esta torre están totalmente abandonadas. Igual sucedió con la Torre Sur, donde funcionan los ministerios de Ambiente y Salud y el IVSS, que han realizado mejoras internas, mientras los pasillos de planta baja y los sótanos están destartalados.

Otro de los males de estas edificaciones son las alcantarillas que están ubicadas en los alrededores tanto de la torre Norte como de la Sur, que están hundidas y completamente tapadas de basura y escombros.

María García, quien lleva 10 años vendiendo empanadas frente a la oficinas del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime), denunció que desde hace más de un año un camión destrozó la alcantarilla y aún no la han arreglado. "A diario caen en el hueco unas cinco personas", afirmó. Cuenta que en todos estos años no ha visto "que le hagan un cariñito a la torre en la parte de afuera".

Sandra Davis, encargada de una zapatería ubicada en la torre Norte, comentó que la inseguridad es otro de los problemas graves.

"Esta es una zona roja: unas diez personas son atracadas al día. Les quitan los zarcillos, la cartera o cualquier cosas que les vean", indicó Daivis.

Drama de los usuarios

De acuerdo con estimaciones de los Bomberos del Distrito Capital, dos mil personas acuden a las dos torres diariamente, entre empleados y visitantes.

Los más afectados por las malas condiciones de estas instalaciones son los pensionados del IVSS, que no solo deben madrugar desde las 4:00 a,.m. y pagar un puesto a BsF 0,50, sino que también deben hacer una cola de hasta dos horas para tomar un ascensor si tienen que hacer algún trámite en las oficinas internas.


Migdalis Cañizález V.
EL UNIVERSAL

 

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