jueves, 14 de julio de 2011

Teatro a la cubana


Los mejores médicos del mundo dejaron olvidadas en el abdomen del Ilustre una pinza Kocher, otra pinza Fauré, varias gasas y hasta ¡un champú Avispa!


Por: Aglaya Kinzbruner/TalCualDigital
Nuestro hombre en La Habana es un libro muy interesante (1958) del inglés Graham Greene. El autor, quien fue en un tiempo un agente del MI6, teje una fina burla sobre cómo funciona el servicio secreto inglés.

La película (1959) extraída del libro con un maravilloso Alec Guinness no fue menos buena. Fidel que en un principio estuvo de acuerdo con la trama, se quejó posteriormente con Greene porque dijo que la película no ilustraba con suficiente claridad lo malo y terrorífico del régimen de Batista.

Sin embargo, un Greene decepcionado por los maltratos del régimen cubano a los católicos y los homosexuales con el tiempo se alienó totalmente de Fidel y sus secuaces.

Con respecto a estos, es lógico suponer que estén buscando con afán Our man in Caracas ya que pudieran quedarse sin el actual. Pero el asunto no es tan fácil.

La desinformación total con respecto a la enfermedad del presidente que algunos incluso llaman "posible" ha derivado en un ambiente de extremo escepticismo.

Hay quien supone que eso fue a propósito en parte por el misticismo involucrado en cualquier misterio y en parte para hostilizar una posible oposición incrédula.

¡Fíjense que desgraciados son que no me creen! Hubiera sido muy distinto el asunto si la noticia hubiese sido avalada por un parte médico de médicos venezolanos. Burla cruel fue decir que Fidel diagnosticó el morbo.

¿Es acaso Fidel gastroenterólogo? ¿Ginecobstreta quizás? Por twitter, por email y otras formas de comunicación nos hemos enterado de todo tipo de versiones acerca del suceso. A saber, desde una liposucción hasta una posible mala praxis cubana.

Los mejores médicos del mundo dejaron olvidadas en el abdomen del Ilustre una pinza Kocher, otra pinza Fauré, varias gasas y hasta ¡un champú Avispa! Ahora, pensando en la sucesión, Fidel quiere arreglar el asunto proponiendo a Adán justamente como su hombre en Caracas.

Según Andrés Oppenheimer, este sería el escenario número dos, el más extremo quizás. El primer escenario, siempre según su escrito, es que el presidente se va a reponer y se postula para las próximas elecciones y el tercero que el candidato a presidente propuesto sería Diosdado Cabello.

Los dos primeros escenarios con guión, dirección y producción made in Cuba. Por otro lado no se ven las profundas señales de introspección de todo enfermo cuando padece una grave enfermedad, que se manifiestan en un querer poner la casa en orden, arrepentirse de malas acciones, soltar prisioneros que nunca han hecho nada y darle al país un poco más de la justicia que nunca tuvo.

Dicen que Sócrates ­cuando ya el efecto de la cicuta le había llegado a la cintura­ dijo: "Critón, le debemos un gallo a Asclepio. Así que págaselo y no lo descuides". 

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