jueves, 15 de diciembre de 2011

Apártate Satanás/Simón Boccanegra 15dic11

Esta expresión proviene de la utilizada por la Iglesia católica en los actos de exorcismo, durante la edad media, es una de las tantas utilizadas por Chacumbele para rechazar al diablo del mercado. El odio al mercado no le impide al Gobierno exigir que ese sea el mecanismo para establecer los precios del barril de petróleo, pero está dispuesto a hacer rico a los empresarios de otros países, antes de ayudar a la población de su país

SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital

Como saben los lectores de este minicronista, esta expresión proviene de la utilizada por la Iglesia católica en los actos de exorcismo, durante la edad media: "vade retro Satana". Es una de las tantas utilizadas por Chacumbele para rechazar al diablo del mercado.

Y hete aquí, que de vez en cuando, en medio de los pertinaces dislates que signan esta "gestión", Esteban, y muchos de sus obsecuentes funcionarios, acuden al mercado para explicar alguna situación. Recientemente en Viena (ciudad cuya limpieza debería servirles de pista, sobre lo que deben hacer en Venezuela) el ministro Rafael Ramírez fue consultado sobre los posibles precios del barril para el año 2012. Como se sabe, el barril referencial de la OPEP cerrará el año 2011 con un promedio anual record de US$100.

Doctamente explicó el presidente de Pdvsa que "los precios están marcados por la inestabilidad, por un mercado inestable".

Acto seguido agregó "que los precios dependan de factores que no son del mercado, es muy peligroso". En nuestro caso, que los precios dependan de actos populistas, demagógicos e irresponsables, es muy peligroso. La lógica económica que debe privar entre el Estado y el mercado, para que este último no genere distorsiones, es sustituida por un capitalismo de Estado sólo sostenible por el despilfarro de los ingresos petroleros, lo cual de paso ha hecho a nuestra economía más dependiente que nunca de ese ingreso.

El odio al mercado no le impide al Gobierno exigir que ese sea el mecanismo para establecer los precios del barril de petróleo, pero está dispuesto a hacer rico a los empresarios de otros países, antes de asumir que ese mecanismo es útil también para estimular la producción nacional. Luz para la calle y oscuridad para la casa. Es que de paso, ninguno de ellos, hace mercado

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