martes, 26 de enero de 2010

Melián dejó en el terreno al Magallanes


ISRAEL PACHECO VELÁSQUEZ

Ya muchos estaban bajando las escaleras para irse a dormir. El despachador de cervezas y refrescos, cobraba ya su faena, y ya uno de sus deudores tenía la mano en el bolsillo. El niño de la tribuna izquierda se iba con la cabeza baja. Los periodistas bajaban a la rueda de prensa, ya tenían las preguntas elaboradas. Francisco Rodríguez estaba lanzando, con dos outs, parecía que la serie seguía hoy 3-1 con una ventaja inminente. Hasta que un sonido estruendoso hizo voltear la mirada. La pelota subía, subía y cayó a mitad de las gradas del jardín derecho.

El público gritó, las bebidas volaron. Era Gregor Blanco, que le ganó el duelo a su compañero escualo, empatando las acciones. Soberbio jonrón que dejó con vida a los Leones del Caracas.

Siempre pensé en dar un cuadrangular, por la acción del juego. Me lanzó una recta y no la perdoné y salió el batazo” dijo Blanco después del encuentro. En la acción, en plena celebración, hubo intercambio de palabras, se vaciaron las tribunas, terminando expulsados Robinson Chirinos y Jesús Guzmán.

Seguidamente, esa actitud que todo el mundo criticaba, se hizo presente. Los Leones se veían grandes en la parte final de la décima entrada. Así fue, cuando Jackson Melián la desapareció con toda su fuerza por todo el jardín izquierdo, para que los capitalinos dejaran en el terreno a los Navegantes del Magallanes 10x7.

Los turcos estaban amparados en una gran labor de José Sánchez y de un Emilio Bonifacio que tuvo un efecto importante en el encuentro. Las veces que se embasó, los eléctricos pudieron anotar. En la primera entrada se robó dos bases y forzó un tiro malo de Maldonado. En la tercera negoció boleto y engomaría con jugada de selección de Chirinos. En la cuarta se volvió a embasar y remolcó a Vechionacci. Sin duda, un jugador que desestabilizó todo el diamante selvático. En el juego se escucharon pitas a Jesús Guzmán, José Castillo y Wilson Ramos, unos 20.645 asistentes fríos e inertes ante lo que ocurría ante sus ojos. Pero esos mismos, fueron los que celebraron el final del encuentro.

La velocidad junto con la agresividad fueron factores determinantes del encuentro. Los corredores navieros robaron siete bases a Maldonado. Franklin Morales había estado muy por debajo de los bateadores. Pero el bullpen magallanero, poco a poco, comenzó a ceder espacios. Un encuentro que estaba 7x2 en la quinta entrada, llegó al séptimo y con cuadrangular de Raúl Padrón se achicó la distancia. Luego Celestino López con doblete remolcaría dos más ante Clevelan Santeliz, hasta que vino la proeza de Gregor Blanco.

La serie está empatada a dos. Magallanes fue herido en su orgullo. El Caracas recuperó las ganas de vivir. Todo empieza de cero. Es una final entre los Eternos Rivales, donde cualquier cosa a partir de ahora, puede pasar. 
Tomada de Meridiano

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