lunes, 1 de febrero de 2010

Armas químicas causan daños inmediatos sobre la salud

Existen maneras de contrarrestar los efectos de los gases lacrimógenos

Lanzar gases lacrimógenos en una manifestación es querer causar mucho daño. Sus efectos perjudiciales sobre la salud son inmediatos y aun más graves si atacan a personas jóvenes, discapacitadas, embarazadas o de edad avanzada.

"Hemos observado con preocupación que en Venezuela el uso de gases lacrimógenos en el control y represión de manifestaciones públicas se ha incrementado y realizado indiscriminadamente y con desproporción. La concentración de gases causa daños inmediatos en la salud y potenciales perjuicios adicionales", plasmó la Red de Sociedades Médicas Científicas en su Nota Epidemiológica 15.

La Organización Mundial de la Salud también cuestiona el uso de gases lacrimógenos por el alto riesgo de causar daños permanentes y hasta la muerte.

Alejandro Rísquez, miembro de la comisión de epidemiología de la Red, ha advertido que el ciudadano común carece de información oficial sobre cómo actuar cuando es víctima de una de estas armas químicas ni sobre sus efectos, por lo que evaluó una guía al respecto.

Ataque múltiple El efecto de los gases se concentra, sobre todo, en seis áreas del cuerpo: ojos; tractos respiratorio y digestivo, sistemas cardiovascular y nervioso, y piel.

Los problemas aumentan con el calor o la humedad y pueden complicarse cuando se inhalan intensamente, llegando a provocar neumonitis química, congestión pulmonar fatal, insuficiencia cardíaca, daño hepatocelular y muerte en adultos. Algunos pueden ser potencialmente tóxicos a nivel genético.

Prevención y auxilio La mejor protección contra los gases es la que ofrecen las máscaras con filtros de carbón activado que protegen a policías y militares, precisamente quienes lanzan las bombas. Según Rísquez, las mascarillas comunes ofrecen poca protección.

Al decir del epidemiólogo, es recomendable usar mascarillas de ojos o lentes de natación y preparar un neutralizador mezclando agua potable con 5% de bicarbonato de sodio o colocando mitad agua y mitad antiácido en suspensión. Los lentes de contacto prolongan los efectos.

En caso de exposición al gas, se debe evitar dar bocanadas de aire ni tocarse los ojos. Ellos se limpiarán solos con las lágrimas. Enseguida hay que alejarse lo antes posible caminando con calma en contra del viento. Hay que evitar tragar y, si siente mal sabor o molestia en boca o garganta, escupir.

Es importante enjuagarse abundantemente el área afectada con los neutralizantes o agua sin frotar, pues disemina los químicos dentro de los poros. En cuanto se pueda hay que ducharse con agua fría de 3 a 5 minutos y luego bañarse normalmente con jabón pero sin agua caliente porque abre los poros y permite el paso de los químicos al organismo.

La ropa debe ser colocada al aire libre expuesta al viento para dispersar los últimos remanentes del gas. Luego, las prendas deben ser lavadas por separado del resto de la ropa, primero con agua fría y luego de manera habitual.


Giuliana Chiappe
EL UNIVERSAL

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