El rapero Evenson Francis, conocido como Shacan Lord y considerado pionero del hip-hop haitiano, murió tras el sismo al derrumbarse su estudio de grabación, junto a su agrupación "Gasoline clan"
Una mujer se altera, grita y se desmorona sobre el ataúd: entre cantos e histeria, el "pionero del hip hop haitiano" es enterrado en Puerto Príncipe, detrás de una de las porterías del estadio Dalmas, donde miles de habitantes acampan luego del sismo del martes.
Evenson Francis, conocido por el nombre artístico de "Shacan Lord", murió el martes a los 31 años tras el derrumbe de su estudio de grabación. Junto a su grupo de rap "Gasoline clan", el músico es considerado como el "pionero del hip hop haitiano", explicó su productor, Roosevelt François.
Para rendirle homenaje, los miembros de su grupo excavaron un pozo en la tierra del estadio Dalmas, donde el artista daba sus conciertos habitualmente. Con "las tablas de madera que servirían para fabricar sus nuevos parlantes hemos hecho su ataúd", dijo Roosevelt.
La ceremonia comienza en las últimas horas del sábado con un canto de su grupo y de sus allegados, en francés: "esto no es más que un último adiós que te cantamos".
Luego, seis hombres de su grupo sacan el féretro cubierto de moscas de una camioneta blanca.
La hermana pequeña del cantante, Gina, se altera y se desmorona sobre el ataúd antes de ser contenida por sus amigas. Las 30 personas que asisten a la ceremonia echan tierra con la mano, con una pala o un machete, en el panteón improvisado.
Los miembros del grupo cantan un último rap, particularmente desgarrador. Su padre, en llantos, hace una última oración para que Shacan Lord "suba al firmamento".
Con dos pedazos de hierro y un retazo de tela confeccionan una cruz. Un cartel anuncia: "aquí yace Evenson Francis".
"No podíamos enterrarlo como a los demás", como los miles de haitianos que son arrojados con una excavadora a fosas comunes a las afueras de la ciudad, explicó su productor. "Queríamos hacer algo excepcional para él", dijo.
Shacan Lord es la tercera persona que fue enterrada directamente en la tierra del estadio, detrás de uno de los arcos de la cancha de fútbol.
Del otro lado del campo, familias enteras, que huyeron de sus casas destruidas o de las que amenazaban con derrumbarse, construyen carpas con lonas y tablas de madera en la tierra.
Niños juegan al fútbol y festejan cuando anotan un gol en el arco cercano, como en cualquier otro lugar, levantando los brazos al cielo y gritando de alegría.
Tomada de Tal Cual
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