viernes, 3 de mayo de 2013

Sin castigo

Lo peor de las agresiones en la Asamblea Nacional es la ratificación de cómo funciona la "justicia" en esta Venezuela gobernada por la Gorilocracia.


Aún está por allí el micrófono que le partió la cabeza al diputado Williams Dávila, agresión por la cual no ha habido ni condena de la directiva del Parlamento, ni investigación o castigo por parte de ninguna institución del Estado.

Ahora se suman los trancazos del martes, a los que previsiblemente no habrá castigo tampoco, a pesar de tantos videos, de consignaciones a Fiscalía y demás. Total, ya el chavismo se enconchó en que no hubo golpes sino maquillaje.

A Antonio Rivero lo metieron preso acusado de "instigación al odio" y "asociación para delinquir", mientras a la salida del tribunal un grupo de militantes del PSUV (¿asociados para delinquir?) arremetieron con ofensas contra el resto de Voluntad Popular (¿instigando al odio?).

La Fiscal se caerá a coba diciendo que esas son "expresiones de rechazo popular" y no hará nada, como no hizo nada con los muertos en el mitin de cierre de campaña de Nicolás. La Gorilocracia no castiga la violencia, sino el disenso.
TalCualDigital/NDO

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