martes, 4 de octubre de 2011

Hospitales con mala salud/Simón Boccanegra 04oct11


Los centros de salud pública son una verdadera vergüenza nacional, al igual que todo el sistema de seguridad social lo acompaña en materia de deficiencia. Uno puede presumir cuan malas andan las cosas en el sector de salud pública no sólo por lo que vemos todos los días, sino porque ¡como estarán de malas! que Chacumbele no se trata aquí sino que se va a Cuba

SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital
La enfermedad ha permitido al Presidente tener tiempo para descubrir lo mal que marchan muchas de las cosas en el país. Ya, por ejemplo, confesó que lo de la electricidad era responsabilidad de su gobierno. No más el domingo pasado tropezó con la realidad de que el sistema de salud pública es de mala calidad.

Trece años después y de millones y millones de palabras, Chacumbele pidió a la ministra de Salud que “acelerara el paso” para que cada estado “tenga un Sistema Público de calidad y gratuito”. Si pidió uno de calidad es porque, por fin, reconoce que el existente no la tiene.

Barrio Adentro no le dejaba ver Barrio Afuera. Barrio Adentro, que es una idea muy valida –pero que, por cierto, exige urgente refacción–, llevó a Chacumbele a desentenderse del sistema público tradicional y la situación de éste se ha tornado catastrófica.

Hospitales y ambulatorios son una verdadera vergüenza nacional, al igual que todo el sistema de seguridad social lo acompaña en materia de deficiencia. Uno puede presumir cuan malas andan las cosas en el sector de salud pública no sólo por lo que vemos todos los días, sino porque ¡como estarán de malas! que Chacumbele no se trata aquí sino que se va a Cuba.

No recurre a los privados digamos que por razones “ideológicas”, pero ni de vaina se mete en un hospital público. Para poder atenderlo en el Hospital Militar tuvieron literalmente que rehacer el último piso. Y ni así.

Ahora quiere, un año antes de las elecciones, hacer lo que en ya casi catorce nunca mereció un reclamo o una exigencia suya a ninguno de sus ministros. La doctora Sader es la primera en merecer semejante honor.

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