By ISTRA PACHECO / AP/MEXICO
Como si acabaran de ganar un torneo mundial, las cinco parejas que se convirtieron el jueves en los primeros matrimonios homosexuales de la capital mexicana, no podían ocultar su felicidad y, en especial, su sentido de victoria.
Muchos de ellos ya compartían sus vidas juntos desde hacía años, pero el reconocimiento que les otorgó el gobierno capitalino como matrimonios civiles corona el esfuerzo de su lucha.
``Hoy en la Ciudad de México es un día histórico pues se concreta con este acto la evolución de unas de las instituciones más importantes del derecho familiar, el matrimono'', dijo el director del Registro Civil de la Ciudad de México, Hegel Cortés, en una ceremonia celebrada en el Ayuntamiento local.
``Con la firma de estas actas se deja atrás la concepción tradicional de familia y damos paso a que dos personas, sin distingo de orientación sexual e identidad de género puedan casarse por el simple hecho de ser, precisamente, personas'', afirmó. Familiares y amigos estallaron en aplausos y gritos.
Son las primeras bodas permitidas por una ley en América Latina.
Judith Vázquez Arreola y Lol Kin Castañeda, una de las parejas que firmaron los papeles oficiales que las declara unidas en matrimonio, sienten haber estado casadas desde hace seis años y medio cuando decidieron unir sus vidas, pero la ceremonia es ``la cereza en el pastel y la reivindicación de nuestra lucha'', dijo Vázquez.
``Esta victoria es de todas y de todos (...) Para nosotras es un día de fiesta (...) que refuerza nuestra voluntad de continuar'', agregó previo a la ceremonia.
``Si algún día flaqueamos, estos anillos son un recordatorio de las esperanzas y los anhelos de muchísima gente que representamos y que quizás no tienen voz o están en el clóset'', dijo Vázquez.
Una vez culminado el proceso de casamiento en el Ayuntamiento, donde el invitado de honor fue el alcalde Marcelo Ebrard, Castañeda gritó a viva voz ``¡Tenemos que seguir avanzando!''.
Fuera de las instalaciones una veintena de personas protestaba.
``Yo respeto que la gente viva con quien quiera, pero no se le debe llamar a eso un matrimonio'', dijo Carlos Osorio, de 29 años, que participaba en la protesta.
Tomada de: El Nuevo Herald
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