Por JUAN O. TAMAYO/jtamayo@elnuevoherald.com
El diario oficial cubano Granma informó el lunes que las autoridades de la isla permitirán que el disidente Guillermo Fariñas muera si continúa en su huelga de hambre, alegando que no sería ético alimentarlo a la fuerza y que el gobierno ‘‘no aceptará presiones ni chantajes''.
El artículo significa "mi sentencia de muerte'', dijo Fariñas, quien agregó que las autoridades cubanas están "preparando a la opinión pública para mi muerte'' y será ‘‘responsable de la manera en que termine mi huelga de hambre''.
Un diplomático español que lo visitó el lunes dijo que Cuba estaba dispuesto a permitir que abandonara el país con destino a España, pero Fariñas dijo por teléfono desde su casa en Santa Clara que rechazó la oferta.
La dura postura de Cuba se produce en momentos en que Fariñas, un psicólogo y periodista disidente de 48 años, lleva 13 días sin comer ni tomar agua para exigir la libertad de 26 presos políticos que alega están en mal estado de salud en las cárceles cubanas.
Fariñas, quien comenzó el ayuno un día después del fallecimiento del preso político Orlando Zapata Tamayo después de una huelga de hambre de 83 días, perdió el conocimiento durante dos horas y media la semana pasada, pero dijo que seguirá "hasta las últimas consecuencias''.
El artículo de Granma fue una mención poco común de un disidente por parte de los medios noticiosos controlados por el gobierno, que generalmente los considera ‘‘mercenarios'' pagados por Estados Unidos que tratan de socavar el sistema comunista.
"Existen principios bioéticos que obligan al médico a respetar la decisión de una persona que ha decidido iniciar una huelga de hambre'', dijo Granma.
"Por tanto, de ningún modo puede forzársele a ingerir alimentos, como hacen cotidianamente las autoridades norteamericanas en las cárceles y centros de tortura de Guantánamo, Abu Ghraib y Bagram, en violación de los derechos de los detenidos'', enfatizó el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba.
"La medicina sólo puede actuar cuando el paciente ha entrado en shock, fase en que como regla resulta tarde, lo que se llama punto de no retorno'', señaló Granma, agregando que Fariñas ya experimenta "un proceso de deterioro notable''.
"En este caso, no es la medicina la que debe resolver el problema intencionalmente creado con el propósito de desacreditar nuestro sistema político, sino el propio paciente y los apátridas, diplomáticos extranjeros y medios de prensa que lo manipulan'', añadió el periódico.
Elizardo Sánchez, activista de derechos humanos que vive en La Habana y quien ha exhortado a Fariñas a poner fin a la huelga de hambre, dijo que es responsabilidad del gobierno "ofrecerle de inmediato cuidados médicos institucionales, como debió haber hecho, y no hizo, con Zapata''.
Las autoridades estadounidenses en la prisión de Guantánamo para sospechosos de terrorismo han alimentado a la fuerza a varios detenidos que se declararon en huelga de hambre para protestar por su tratamiento, a pesar de las quejas de grupos de derechos humanos.
Las guías de la Asociación Médica de Estados Unidos y la Asociación Médica Mundial exigen que cuando un prisionero "es considerado por el médico capaz de un juicio racional sobre las consecuencias de negarse a comer, no debe ser alimentado artificialmente''.
La guía de cinco páginas de la Policía de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos acerca de cómo manejar a detenidos en huelga de hambre exige que sean supervisados de cerca por profesionales de la salud, en celdas de aislamiento, y que es necesario una orden judicial para que reciban "tratamiento médico involuntario'' como la alimentación forzada.
El artículo de Granma también criticó la "conducta antisocial'' de Fariñas, expresando que atacó a dos personas, una de las cuales tuvo que ser operada, antes de convertirse en "un agente al servicio de Estados Unidos''.
Fariñas visita regularmente la misión diplomática de Estados Unidos en La Habana, agregó Granma, "y algunas misiones diplomáticas europeas que dirigen la subversión en Cuba, de las cuales recibe instrucciones, dinero y abastecimientos''.
Fariñas, quien sirvió en una unidad de élite del ejército cubano en Angola, ha pasado 11 años en prisión. Fue condenado por última vez en el 2002, a cinco años, pero fue liberado al año siguiente debido a su mala salud. Ha realizado una veintena de huelgas de hambre entre 1995 y el 2006, algunas veces sólo durante unos días y otras durante meses, que lo han dejado muy delgado y en mal estado de salud.
La huelga de hambre de Fariñas y la muerte de Zapata han provocado una avalancha de condenas internacionales por el historial de derechos humanos de Cuba y han afectado gravemente los intentos de políticos estadounidenses y europeos de mejorar las relaciones con el gobierno de Raúl Castro.
"Se puede ver que la debilidad [del gobierno del presidente Barack Obama] no ha hecho nada por mejorar la situación en Cuba'', dijo el senador republicano floridano George LeMieux en declaraciones el lunes a la Junta Editorial de The Miami Herald, citando el caso de Zapata y la detención sin cargos de un subcontratista del gobierno federal en La Habana durante los últimos tres meses.
Si Castro permite que Fariñas muera "sería una evidencia más de la impiedad, obstinación e ilimitadas ansias de poder que han llevado la nación al desastre'', expresó una declaración emitida el lunes por más de 50 de los 75 disidentes encarcelados en la ola represiva del 2003 conocida como la Primavera Negra de Cuba.
Los firmantes aseguraron que si el gobierno deja morir a Fariñas "estaría demostrando nuevamente su desprecio total por la justicia y el respeto de los derechos humanos''.
Crédito: El Nuevo herald
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