Por AFP/BOGOTA
El ex-ministro de Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos, delfín del presidente Alvaro Uribe, en caso de ser electo garantizará buenas relaciones con Estados Unidos pero deberá hacer un fino trabajo para rescatar las deterioradas con Venezuela.
Bajo un eventual mandato de Santos, de 58 años, continuarían las políticas del actual gobierno especialmente en lo que atañe a la "seguridad democrática'', de lucha contra las guerrillas que él mismo dirigió como ministro de Defensa entre 2006 y 2009.
Esa percepción impulsa su candidatura. Casi ocho años después de que Uribe llegó al poder, el 51% de los colombianos considera que su país va "por buen camino'', y Santos, con una imagen favorable para el 50%, tiene la mayor intención de voto (23%) para las elecciones de mayo, según la más reciente encuesta de la empresa Ipsos.
En esa continuidad se inscribiría la alianza con Estados Unidos, tanto en el campo militar para combatir el narcotráfico y el terrorismo como en el económico para sellar un tratado de libre comercio.
Pero Santos es a la vez el candidato menos querido por el gobierno del presidente venezolano Hugo Chávez, quien lo ha considerado como "una amenaza para la paz del continente''.
Tras años de enfrentamientos verbales, la enemistad de ambos se selló en 2008 con la presentación de un computador del fallecido número dos de las FARC, Raúl Reyes, que comprometería al gobierno de Chávez con esa guerrilla, señalamiento que Venezuela ha rechazado insistentemente.
Pero para el politólogo Alejo Vargas, de la Universidad Nacional, en caso de llegar a la presidencia Santos podría rescatar las relaciones con Venezuela "si las cosas se manejan de una manera más institucional''.
"Las relaciones con Venezuela van a depender de una buena cancillería. El problema es que éstas se han personalizado mucho'' entre Uribe y Chávez, consideró el académico.
Estas son cuestiones que ya estarían siendo consideradas por su equipo político, que según la prensa cuenta con varios asesores estadounidenses.
Santos "no parece un candidato improvisado. En silencio, tenía esto tejido desde hace varios meses'', consideró el analista Enrique Serrano, de la Universidad del Rosario.
"Supo leer con inteligencia las sugerencias de Estados Unidos sobre la inconveniencia de una segunda reelección (de Uribe), y lo que era una carrera de largo aliento se ha convertido en una carrera de alta velocidad, pues cuenta con menos de tres meses para la elección'', cuya primera vuelta se celebrará el 30 de mayo, con una segunda prevista para el 20 de junio, añadió Serrano.
Para Vargas, Santos tiene como fortaleza el haber sido ‘‘un ministro exitoso, lo cual le da realizaciones que mostrar''. Sin embargo, su debilidad es la de ser un candidato que nunca se ha sometido a una elección en las urnas, señaló.
En tanto, el analista Rubén Sánchez, de la Universidad del Rosario, consideró que los flancos por los cuales podría ser atacado son el escándalo de los "falsos positivos'' (ejecuciones extrajudiciales por parte de las fuerzas militares) y la violación del derecho internacional con el ataque del Ejército a un campamento de las FARC en Ecuador en 2008, que entonces produjo la ruptura de relaciones con ese país.
A partir de ahora, el principal trabajo de Santos, del partido de la U, será aglutinar a su alrededor al uribismo, que conforman media docena de agrupaciones políticas con varios aspirantes a la presidencia.
Por lo pronto, deberá ganar para sí a quien resulte electo el domingo candidato presidencial del Partido Conservador en una consulta interna organizada junto con las legislativas en la que figuran como favoritos la ex canciller Noemí Sanín y el ex ministro de Agricultura Andrés Felipe Arias.
Tomada de: El Nuevo Herald
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